Conaf inició control de acceso por paso Marconi al Parque Nacional Bernardo O’Higgins
Por Soledad Neira Farías, El Mercurio.
Entre el monte Fitz Roy y el cerro Gorra Blanca, XI Región:
Entre octubre y abril reforzarán la soberanía y registrarán el paso de exploradores que vienen de Argentina.
Cerca de medio centenar de exploradores extranjeros, especialmente argentinos, han ingresado al Parque Nacional Bernardo O’Higgins por el paso Marconi, casi a los pies del monte Fitz Roy, en el extremo sur de la Región de Aysén, desde el pasado 1 de octubre.
Desde esa fecha, y en un hecho inédito, esa reserva natural en la que se encuentra el Campo de Hielo Sur, una superficie helada de más de 350 km de longitud por 60 km de ancho, cuenta con control permanente de guardaparques de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
“Los contactamos, entregamos información de su ingreso a un parque nacional chileno y se les dan a conocer las normas de uso del territorio y retiro de la basura”, explica el jefe de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf en la provincia Capitán Prat, Piero Caviglia.
La habilitación del control en territorio chileno fue posible gracias a la existencia en el lugar del refugio Eduardo García Soto, construido hace más de una década por el Instituto Chileno de Campos de Hielo.
Los primeros guardaparques llegaron a fines de septiembre en un viaje exploratorio. Tres instructores que están a cargo de las cordadas (grupos de exploradores) evaluaron la ruta, ya que uno de los objetivos es “consolidar el acceso terrestre por Chile al refugio, por lo que los relevos serán mayoritariamente caminando”, enfatiza Caviglia.
Cada relevo, conformado por un instructor y dos guías de la región, cumplirá turnos de entre 14 y 20 días, dependiendo del transporte por el lago O’Higgins, entre octubre y abril.
Con ello se enfrentará la falta de control que existía en esas valiosas reservas, lo que había sido reiteradamente denunciado por el alcalde de Villa O’Higgins, Roberto Recabal.
Incluso, el citado refugio se ofrecía en programas difundidos por operadores argentinos.
Solo en los primeros 15 días de control en el acceso por el paso Marconi, los guardaparques registraron el ingreso de 34 excursionistas, de los cuales la mayor parte eran trasandinos.
Ahora, Recabal celebra la “decisión de asumir una presencia más efectiva en esa zona, y por las posibilidades de que los operadores turísticos locales, de Villa O’Higgins o chilenos, en general, puedan invertir acá”.
Y aunque la ruta es terrestre, desde Candelario Mansilla, a donde llega la lancha Soberanía, que cruza el lago O’Higgins, Conaf contrató los servicios de un helicóptero que abastecerá el refugio o acudirá en emergencias.
A futuro esperan lograr un convenio de cooperación con el Ejército, “que nos ha apoyado en la capacitación de guías de montaña, pero queremos ver si nos ayudan en la logística de carga” para el abastecimiento y el retiro de los desechos.
“Que no quede nada arriba”, dice Caviglia, quien recuerda que entre sus funciones está patrullar permanentemente y mantener un mayor control sobre el tipo de turismo, y que se respeten las medidas para el tratamiento de los residuos.
Ya han detectado situaciones irregulares, como en la zona del Circo de los Altares, o la ruta y cumbre del cerro Gorra Blanca, en donde se encontró basura en uno de los lugares más prístinos y descontaminados del planeta.
Identificación de rutas y productos turísticosCruzar desde paso Marconi al fiordo Témpano en la costa occidental, unos 80 km en randonnée (marcha), usando los refugios de la Dirección de Aguas del MOP, o hacer trekking entre los refugios del Ejército, están entre el amplio abanico de posibilidades que ofrece esta zona para el turismo, explica Piero Caviglia.
Porque otro de los objetivos del proyecto, que tuvo una inversión de $200 millones financiados por el gobierno regional de Aysén, es identificar y diseñar productos y servicios turísticos que pueden ser implementados en el parque a corto y mediano plazo.
Ya han identificado algunos, dice Caviglia, como “la excursión desde el glaciar Chico, que toma dos días para gente preparada y con novatos pueden ser cuatro, pensando siempre en turismo de intereses especiales y con el apoyo de guías con mucha preparación”. También comenta que “hay que afinar muchos detalles para que se puedan ofrecer de manera masiva”, desde la próxima temporada.