Incierto futuro de cuatro iglesias en Limarí preocupa a feligreses
Por Juan Castellón San Martín, El Mercurio.
Luego del terremoto magnitud 8,4 Richter del 16 de septiembre en IV Región:
Daños estructurales y desprendimiento de estuco mantienen a tres recintos religiosos con prohibición de acceso al público.
“Todos los días, antes de trabajar, saludaba a la Virgen y el pueblo venía sagradamente a la iglesia a jugar dominó”, cuenta Karen Pizarro (32), en las afueras de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, en Monte Patria, IV Región.
El inmueble, construido en 1886, es el más afectado por el terremoto magnitud 8,4 Richter del pasado 16 de septiembre. En su interior, podía albergar a 200 fieles procedentes de 16 sectores rurales. Con daños estructurales y cerrada al uso público, la comunidad está atenta al destino del templo, pues aún no hay claridad si será restaurada o demolida.
Un catastro del Arzobispado de La Serena da cuenta de otros tres recintos religiosos destrozados por el fuerte sismo, todos ubicados en la provincia de Limarí, Cuarta Región.
Solo dos años alcanzó a estar restaurado el templo del Niño Dios de Sotaquí. En el poblado del mismo nombre residen 400 familias y es el centro de una festividad que congrega hasta 50 mil personas en enero. Por ello, en agosto del 2013 fue celebrada la entrega de los trabajos de reconstrucción, pues culminaba una agonía de 15 años, durante los cuales los lugareños no pudieron usar el santuario. “Voy todos los años a la fiesta para pedir salud y protección para mi familia, y acompaño la procesión de la Virgen del Carmen y El Niño Dios. Participo desde pequeña y ahora voy acompañada de mi hijo, a quien le sorprenden los bailes y las coloridas comparsas”, dice Paulina Vega (34).
Emplazada en el centro de Ovalle, la iglesia Corazón de María reunía a jóvenes, estudiantes y adultos mayores, quienes siguieron con tristeza el desmantelamiento de la torre destrozada por el sismo. “Era muy acogedora y bonita. Había una Virgen en un altar rústico de piedra, en un acogedor espacio”, cuenta María Nettle, quien aún recuerda los timbres del campanario en sus tiempos de niñez.
Al contrario, la iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes de Carén sufre además por el detrimento en la asistencia de fieles. La capilla erigida en 1824 cuenta con un oratorio para 800 personas, cifra reducida por el temor de los fieles a las réplicas tras el movimiento telúrico. Juan Carlos Fernández (65) es testigo de ese recambio e invita a la comunidad a acercarse más al lugar. “Pertenezco al coro, pero ahora estoy cantando solo. Los antiguos han fallecido y no hay la misma fe de antaño. Nos da preocupación el estado de la iglesia, y ojalá se produzca una respuesta de la gente para revivir la alegría de antes”, sentencia.