Basco Vazko, el grafitero chileno deja huellas en EEUU
Por Soledad García-Huidobro, La Tercera.
El artista recibió una beca del Watermill Center de Nueva York para realizar una residencia en 2016. Pintor e ilustrador, partió en los muros de Santiago y ha logrado exponer en China y Europa.
El Watermill Center de Nueva York, un centro de arte de vanguardia, celebraba su fiesta anual. Entre los 1.200 invitados había artistas de primera línea como Daniel Arsham y figuras del espectáculo como Brooke Shields. Los invitados eran recibidos por una serie de obras, performances e instalaciones. Una de ellas, un colorido mural en medio del bosque, lo firmaba un artista chileno, el grafitero Basco Vazko.
La cena, celebrada en agosto, buscaba reunir fondos para el Watermill Center, fundado por el director norteamericano Robert Wilson para apoyar a artistas emergentes. Vazko (1983) recibió el encargo el año pasado y gracias a él fue nominado a la beca Inga Maren Otto, para talentos jóvenes, la que acaba de ganar, junto a la cineasta iraní Zeinab Shahidi Marnani y el artista visual mexicano G.T Pellizzi.
“La beca consiste en que te financian una residencia y te dan espacio para que desarrolles lo que quieras”, cuenta el artista que partió en el grafiti y desembocó en la pintura y la ilustración. “Me iría en febrero de 2016 a Southampton, a una hora de Nueva York”, agrega. La residencia es de seis semanas y el becario recibe apoyo financiero para montar una exposición con el trabajo realizado en ese período.
Figuras abstractas y orgánicas han marcado el trabajo de Vazko, que partió como un secreto bien guardado de los muros de Santiago, pero que se viralizó debido a la potencia de su lenguaje.
Después de salir del colegio vivió en EEUU, de ahí su relación con Norteamérica, a donde viaja continuamente a exponer o convocado a emprendimientos editoriales, para intervenir portadas de revistas. Su pintura además lo ha llevado a salas de España, China y Francia, labor que combina con el trabajo en la calle. “Me gusta la libertad que te entrega. Cuando trabajas en la calle te relacionas de otra manera, con otro tipo de situación. Lo que estás haciendo es público, de manera inmediata, y estás expuesto, y después lo que pasa con tu trabajo también obedece a lo que pasa en la calle”, dice. Hoy, agrega, hay una mayor tolerancia al arte callejero, y señala un nuevo factor que opera a favor: internet. “A través de la red muestras tu trabajo y el espacio público se ha trasladado a internet; tanto el grafiti como el street art han sabido captarlo”.
“Yo pinto en la calle porque me gusta compartir mi trabajo con la gente y cuando estás en una galería se cambia la dimensión”, afirma el artista, que confía en la fuerza de la improvisación.
Con 32 años, Vazko anda como iluminado. Además de recibir la beca, hace poco, cuando pintaba en EEUU, lo sorprendió Bill Cunningham, el fotógrafo de calle de The New York Times. “Lo vi de reojo, él me estaba sacando una foto mientras yo pintaba. Me bajé a saludarlo y el tipo era un amor. Andaba todo rasmillado porque había tenido un accidente en la bici con la que anda para todos lados”, cuenta.