Construyendo la ruta hacia Ciudades Bajas en Carbono
Ya está predefinido el borrador del acuerdo que será aprobado en la COP21 en París el próximo mes. Aunque el texto carece de herramientas de mitigación, es enfático en la necesidad de buscar una transformación global hacia el desarrollo bajo en carbono.
Como se trata de una convención internacional, son los Estados quienes asumen compromisos y obligaciones, bajo el esquema de responsabilidades comunes pero diferenciadas, que permite a cada país asumir un compromiso de acuerdo a sus capacidades y nivel de desarrollo. Lastimosamente el acuerdo no tiene la capacidad para obligar a otros actores que no sean los Estados, y por ello cada país deberá llevar sus compromisos a la COP21 sin contar con las responsabilidades reales de los mayores causantes del Gases de Efecto de invernadero.
A pesar de representar un esfuerzo por mejorar el Protocolo de Kioto, el nuevo borrador de acuerdo mundial por el clima no es suficiente para abordar el cambio climático, y por ello el mismo acuerdo hace un llamado a la sociedad civil, el sector privado, las instituciones financieras, las ciudades, comunidades locales y otros actores subnacionales a escalar sus esfuerzos y apoyar a los países con otras acciones que permitan reducir sus emisiones.
De este llamado surge un cuestionamiento ¿de qué manera pueden articularse dichos actores subnacionales, que representan tan diversos intereses, para abordar el cambio climático?
Pensar en Ciudades Bajas en Carbono como respuesta no es una idea para descartar. Las ciudades son el lugar perfecto para implementar estrategias de bajo carbono porque las actividades humanas que ahí se desarrollan representan el 70% de las emisiones globales de CO2.
Una Ciudad Baja en Carbono se construye a través del abordaje de soluciones innovadoras y costo eficientes en los sectores de energía, manejo de residuos, transporte, industria y construcción, entre otros, maximizando las fuentes de energía bajas en carbono, mejorando la eficiencia en la prestación de servicios urbanos y reduciendo la intensidad de carbono en todos los sectores, sin comprometer el desarrollo económico y la habitabilidad.
En resumen, una ciudad baja en carbono no produce o reduce emisiones mientras promueve su desarrollo económico.
Lo interesante de este abordaje es que en la ciudad convergen un sinnúmero de actores que pueden contribuir y participar en los ejercicios de mitigación, que van desde la creación de políticas públicas que favorezcan la reducción de emisiones o el desarrollo de iniciativas sectoriales del sector privado, hasta la movilización social y participación ciudadana.
Es por ello que con el ánimo de posicionar el tema en la agenda pública como una alternativa que pueden perseguir las ciudades, y conscientes que la ciudadanía tiene mucho que aportar y quiere ser partícipe de los proceso transformadores de las ciudades, se realizará en Medellín en el segundo semestre de 2016, el primer Foro global sobre Ciudades Bajas en Carbono, con el objetivo de posicionar el tema en la agenda pública, sensibilizar a los diferentes actores de la ciudad sobre su rol para reducir las emisiones y el potencial de un esfuerzo conjunto en este tipo de iniciativas para mitigar el cambio climático.
Liderado por ciudadanos y organizado por La Ciudad Verde, el Foro espera convocar a mas de 3000 personas, del sector público, privado, la academia y ciudadanos, en una agenda que permita dar a conocer iniciativas costo eficientes y escalables que pueden cambiar el rumbo de las ciudades.
Además de un espacio académico y vivencial, el Foro tendrá diferentes espacios de sensibilización previos al evento, que combinan acciones educativas y de urbanismo táctico, dirigidas a todos los públicos.
Así mismo, con el objetivo de mantener visible el tema en el largo plazo, el foro pretende crear una Red de múltiples actores que trabajan por las Ciudades Bajas en Carbono, para intercambiar experiencias, conocimientos y oportunidades y por que no, asumir la responsabilidad compartida en la incidencia pública.
“Cuando pensamos en el cambio climático asumimos que es un problema que tienen que solucionar otros, pero si pensamos que las soluciones están a nuestro alcance en las ciudades en nuestro día a día, podemos ser parte de la solución y si somos muchos actores los que pensamos de esta manera, podemos empezar a definir de manera conjunta la ruta para una ciudad baja en carbono, este es el mayor interés del Foro, que todos nos sintamos parte de la solución”
De las casi 51 páginas del borrador del nuevo acuerdo que se discutirá en Paris, el párrafo 14, resume 4 grandes líneas que son un reto para abordar el cambio climático, que si bien se orientan a los países firmantes, se pueden trasladar perfectamente al proceso para construir ciudades bajas en carbono: 1)La importancia crucial de la educación, la formación, la sensibilización pública, la participación pública, el acceso publico a la información y la cooperación internacional para promover cambios en los estilos de vida, actitudes y comportamientos necesarios para promover el desarrollo resiliente bajo en carbono. 2) la importancia de movilizar el apoyo publico para políticas y acciones climáticas. 3) La importancia de promover patrones de producción y consumo sostenibles para el abordaje del cambio climático. 4) y la importancia del rol de las autoridades subnacionales y locales, así como los actores no estatales y el sector privado.
Seguirá siendo un reto por la movilización que implica, pero poner las ciudades en el centro de la agenda de mitigación del cambio climático va a ser un tema para construir de manera conjunta durante los próximos años, antes del 2020, que es la fecha en que entraría en vigor el nuevo acuerdo de Paris.
Juliana Gutiérrez es asesora académica de La Ciudad Verde