Habilitarán museo en el centenario Preventorio Infantil del Cajón del Maipo
Proyecto de la Cruz Roja en parte del recinto ubicado en San José de Maipo:
El objetivo es mostrar la historia de la salud en Chile del primer tercio del siglo XX, época en que aún no se masificaba la vacuna contra la tuberculosis.
En San José de Maipo hay una pieza que se quedó en el tiempo. En el Preventorio Infantil -que ha permanecido cerrado por 40 años-, en uno de los cuartos del segundo piso aún hay camisas de niños, planchadas, listas para ser usadas. Se quedaron en esos grandes roperos de madera, que hoy no se fabrican y que son testigos del Chile de hace un siglo, cuando la tuberculosis azotaba al país.
A cuatro décadas del cierre del recinto, la Cruz Roja habilitará un antiguo pabellón de dormitorios. El objetivo es abrir un museo en enero, con la historia de la salud en nuestro país entre 1920 y 1930, con artefactos que se utilizaban en esa época. De hecho, este preventorio está dentro de la Ruta de la Salud en Chile y se encuentra en el Camino al Volcán, a menos de un kilómetro de la plaza de San José de Maipo.
“Queremos mostrarle a la comunidad lo que tenemos. Ojalá haya otras personas o empresarios que quieran ayudarnos a restaurar el resto de las casas”, dice el presidente de la Cruz Roja en Chile, Patricio Acosta.
El Preventorio Infantil abrió sus puertas en 1929, y unos años más tarde llegó a albergar 200 niños de entre seis y 12 años, cuya pobreza los hacía propensos a sufrir la enfermedad, en una época en que aún no era masiva la vacunación contra este mal.
El fundador de este recinto fue el doctor Juan Eduardo Ostornol, quien entonces era vicepresidente de la institución en Chile. Él instaló este preventorio, basándose en los tratamientos recomendados en esa época para combatir la tuberculosis: baños de sol, aire puro, buena alimentación y alejados de lugares de contagio.
El preventorio consistía en cuatro casonas, tres de las cuales eran dormitorios y están ubicadas en un terreno de 11 hectáreas. Lo más impactante es la belleza de las montañas, más aún en primavera.
En las casas todavía hay mobiliario y artefactos de la época: camillas con somier, ropa de cama, colchones de lana, esterilizadores de algodón y sillas de madera de principios del siglo pasado.
Otro lugar que habla de esa época es la terraza para baños de sol: hay sillas y mesas, donde los niños pasaban parte del tiempo.
Pese a los esfuerzos del personal, algunos de los pequeños residentes del preventorio se contagiaron de la enfermedad. En ese escenario había un triste ritual: se tomaba al paciente en una camilla, y a pie, los funcionarios salían de la casona y caminaban por un pasillo arbolado. Debían cruzar un puente sobre el río Maipo y seguir su camino al destino final: la casona de aislamiento, donde algunos enfermos no volvían a recuperarse. El puente ya no existe, y hoy ese lugar es una casa que todavía pertenece a la Cruz Roja, pero que está arrendada a una empresa de ecoturismo.