Hurto de agua potable equivale a todo el consumo de La Florida y el de luz, al de la región del Biobío
Estudio de la consultora GeoResearch reveló cuáles son las zonas en que más se repite el delito. Las eléctricas sufren una pérdida comercial en torno al 2%, pero en algunos casos supera el 7%. Los arranques ilegales fueron el recurso más usado.
Mito: el robo de agua potable y de electricidad se da exclusivamente en los grupos socioeconómicos de menores ingresos.
Un reciente estudio de la consultora GeoResearch indagó cuáles son las técnicas, las zonas en que más se repite y en qué momentos se da con mayor frecuencia el robo de luz y agua potable en el país, delito que las empresas de utilities han combatido con fuerza en los últimos años mediante mayor fiscalización y uso de herramientas tecnológicas, entre otras medidas.
En el caso del agua potable, el robo se da mediante, por ejemplo, la manipulación de medidores, intervención directa en redes de distribución e incluso clientes no registrados. Y contrario a lo que suele pensarse, esto no se limita exclusivamente a los grupos socioeconómicos de menores ingresos.
Georesearch, empresa dedicada a la geolocalización inteligente para la toma de decisiones en el sector inmobiliario y retail, explica en su informe “Modelo geoestadístico de detección de hurto en clientes de empresas utilities: electricidad, agua y gas”, que el 4% del total de la producción de agua potable en el país nunca se cobra, y se cuantifica como hurto o fraude, y si bien el 65% de los ilícitos son cometidos por clientes pertenecientes a los grupos socioeconómicos D y E, también existe un 11% de hurto que se origina en los segmentos ABC1 y C2.
En el caso de la distribución eléctrica, el estudio añade que el robo o hurto afecta al 2% de la producción, donde un 50% de los hurtos son cometidos por los grupos socioeconómicos D y E. En tanto, los ilícitos en los segmentos ABC1 y C2 triplican su presencia en comparación a lo que ocurre con el agua, registrando un 33%.
Según Georesearch, que monitoreó las características de consumo de los clientes entre otras variables para detectar a los consumidores que presentaban cambios significativos, esta alza de hurtos en electricidad por parte de los grupos socioeconómicos ABC1 Y C2 se explicaría porque el consumo de agua depende principalmente de la cantidad de personas que viven en una casa, mientras que en electricidad varía según el tamaño de la vivienda y cantidad de artefactos electrónicos.
De este modo, el robo de agua en el país equivale al consumo anual de 125 mil hogares, o en términos equivalentes, todo el consumo de la región de Los Ríos o la comuna de La Florida. Para el sector eléctrico, el robo del 2% de su producción equivale al consumo anual de 600 mil viviendas, cercano a lo que necesita toda la Región del Biobío.
“Siempre ha habido clientes hurtadores. La tasa de clientes reincidentes se da entre el 15% y 20%. Hay reincidencia y eso significa que siempre se están encontrando clientes que hacen mal uso de los recursos”, afirma Edgardo Poblete, subgerente de utilities de GeoResearch.
Actualmente existen 53 empresas concesionarias activas de agua potable, que tienen 5 millones de clientes y que presentan una producción anual de aproximadamente 1.670 millones de m3.
Un tercio no se paga
De la producción anual, la pérdida total de agua alcanza el 30%, lo que contempla pérdidas técnicas (fallas o roturas en la red) y pérdidas comerciales (que incluyen fallas en el medidor, hurto, o clientes no registrados). La cifra es levemente inferior a lo que ocurre a nivel mundial, donde del total de agua potable que se produce, un 35% se cuantifica como pérdida. En el caso de Latinoamérica esa cifra se dispara a 45%.
Adicionalmente, el país cuenta con 29 empresas eléctricas que suman 6 millones de clientes, con una producción anual de aproximadamente 35.000 Gwh. Aquí, la pérdida comercial representa un 9%. En Europa la cifra es levemente inferior, registrando un 8%. En África el número llega a 14% y para Latinoamérica asciende a 17%.
¿Cómo evitar los robos?
“Europa está mucho más avanzado en lo que tiene que ver con los sectores de balanceo. Por ejemplo Barcelona está toda sectorizada y ponen macro medidores en cada punto de entrada, en las sanitarias o subestaciones en la parte eléctrica, en la cual van midiendo el agua que entra y sale, y en la parte eléctrica qué se consume, entonces tienen mayor control”, afirma Poblete.
Esa sectorización y control de redes inteligente consiste en instalar medidores a grupos acotados de clientes para monitorear constantemente el consumo de entrada y salida. Además, en algunos países europeos existe un control de micro medición facturado por cada empresa para identificar los niveles de pérdida en cada sector.