San Carlos de Apoquindo se reencuentra en malón urbano
Con una fiesta en el barrio, los habitantes del barrio comenzaron a conocerse.
San Carlos de Apoquindo, pese a ser uno de los barrios más acomodados del país, vive en el aislamiento. “Ocurre por la paradoja del individualismo, porque aquí el vecino piensa que no requiere del colectivo, porque puede pagar su propia seguridad. Eso es irreal”, señala Gabriel Zeballos, ex presidente de la junta de vecinos de San Carlos de Apoquindo.
El viernes se realizó una nueva experiencia para los vecinos: un malón urbano, con el objetivo de que ellos, muchos de ellos aislados en sus propias viviendas, se conocieran.
La iniciativa es fomentada por la ONG Ciudad Emergente, que ha realizado otros malones también en Antofagasta y Valparaíso. “Lo que hemos visto en San Carlos de Apoquindo es que hay muy pocos espacios de colaboración entre los distintos actores del barrio. Eso ocurre no solo ahí, sino en las ciudades de Chile”, señala el director ejecutivo, Javier Vergara.
Lo que ha detectado esta entidad es que la mayoría de la gente no pasa del simple saludo de su vecino. De hecho, el 60% de los santiaguinos apenas saluda a su vecino.
La Junta de Vecinos C-25 busca que la tarde entretenida sea algo más que una anécdota: “Lo que buscamos es que sea un puntapié inicial para que los vecinos se conozcan y se organicen, no solo por temas de seguridad. Por ejemplo, que se junte la gente que le gusta tocar piano, que hace trekking , etc. El hecho de que los vecinos se junten permite como resultado natural que se dé seguridad”, dice Zeballos.
Así, al atardecer del viernes, los que quisieron se sentaron a una mesa, compartieron, rieron, muchos se hablaron por primera vez y los niños hicieron nuevos amigos, en una actividad que esperan repetir.