Precarios hospitales atienden a más de 100 mil chilotes
Hay insectos y hongos en edificios de hasta 65 años, como el de Ancud:
Goteras, hacinamiento y condiciones insalubres tienen molestos a los isleños.
Lejos de mejorar, las malas condiciones del viejo hospital de Ancud, construido en 1948, parecen agudizarse mientras los chilotes esperan que termine la incertidumbre, se transparenten plazos y se asignen fondos para cuatro centros asistenciales que demandan en la provincia.
Citan antiguas promesas: “la de la Presidenta Bachelet en su primer mandato, en 2006”, dice Francisco Mutizabal, del grupo de Amigos del Hospital; “fue un compromiso del gobierno (de Sebastián Piñera), en respuesta a las movilizaciones de 2013”, agrega el alcalde de Quellón, Cristián Ojeda.
Quinchao no se queda atrás y cita un acuerdo con el Minsal, también en 2013, para un hospital que reemplace al actual edificio, que data de 1960.
Queilén funciona en contenedores, pero “está priorizado”, dice el alcalde Manuel Godoy, quien enumera: “la Presidenta lo dijo el 21 de mayo; la ministra de Salud lo confirmó aquí hace un mes (…), este es uno de los 20 que van a estar listos en este gobierno”, insiste tajante.
Pero lejos el que peor se ve es el de Ancud, conjunto de construcciones que suman 9.500 m2 y que desde 2013 no ha tenido mejora alguna, salvo que finalmente el montacarga funciona, con lo que terminó el paseo de pacientes en camillas por una ventilada y lluviosa rampa que conecta servicios del hospital.
Afuera, junto a la caldera, el acopio de leña y el pasto alto ocultan ratas, admiten funcionarios, aunque aseguran que “vienen los de control de plagas”.
“El Minsal nunca ha tenido una planificación a más largo plazo que lo que dura un gobierno (…), proyecta en función de intereses políticos. Y está errático en su visión de la salud en Chiloé”, apunta Mutizabal.
Y aunque el nuevo hospital debiera estar siendo licitado, el Minsal ya reconoció atraso, por lo que unos 60 mil usuarios de Ancud y Quemchi seguirán esperando en el hacinado edificio.
La maternidad está atrincherada en una planta que comparten la urgencia obstétrica y la sala de parto mientras la pequeña sala de atención de recién nacidos sirve además de bodega para insumos y documentación.
En Quellón, el alcalde Cristián Ojeda advierte: “sería una tremenda irresponsabilidad que no se concretara. Es un gasto enorme de trabajo, horas hombre. El Minsal invirtió $800 millones en estudios, el terreno quedó comprado en el otro gobierno por $250 millones”, agrega.
Así, el único hospital normalizado en la provincia es el de Castro. Los demás siguen en la precariedad.
35 mil personas viven en Quellón y otras cinco mil usan este puerto como base para sus trabajos en el sur austral.
Siete hectáreas tiene el predio rural que compró el Servicio de Salud de Chiloé para el futuro Hospital de Ancud, pero todavía no cambia el uso del suelo.