#LaVeredaSeRespeta: intervención urbana que evidencia a los automovilistas que se estacionan mal en Lima
Durante el último mes, los automóviles mal estacionados de ciertos distritos de Lima, comenzaron a aparecer intervenidos con una cinta de advertencia que pegada sobre ellos, señala cuál es el borde original de la vereda y deja a la vista el espacio que pierden los peatones.
Su autora es Laura Quijano, estudiante de arquitectura de la Universidad Católica del Perú, quien nos cuenta en una entrevista que empezó a hacer esta acción porque siempre le ha molestado “el poco respeto que tienen los autos hacia nosotros”, y al ver que “la gente aparenta estar acostumbrada y eso no está bien, no tenemos porqué tolerar este comportamiento”.
La idea se le ocurrió para un trabajo del curso Arquitectura como Activismo, dictado por los arquitectos Maya Ballén y Gary Leggett, quienes le pidieron identificar un problema presente en la ciudad que la afectara y hacerlo evidente con una acción. Fue así como nació “La Vereda Se Respeta”, intervención que realiza en tres pasos.
Primero, pega la cinta adhesiva sobre el borde de la vereda, luego sobre los autos mal estacionados y después deja un afiche en el parabrisas con mensajes como los de la imagen inferior.
Si bien en un principio le daba miedo que mientras pegaba la cinta fuera golpeada por el dueño del auto, a pesar que ocupa una cinta que no daña la pintura, consideró que su acción no es vandalismo, porque “no le estoy pinchando una llanta o rayando la pintura”, lo que la motivó a seguir adelante.
En el tiempo que lleva interviniendo los autos que ha encontrado mal estacionados en los distritos de Barranco, Miraflores, San Isidro, Magdalena y San Miguel, ha escuchado de parte de los automovilistas cuando intentan justificar su conducta que “no hay lugares para estacionar y si hay son muy caros”.
Sin embargo, el problema que reconoce Laura “es la inmensa cantidad de autos que circulan el Lima, porque la ciudad no se ha hecho más chica. Es más, cada vez hay más lugares para estacionar y más pistas y más carriles y, a la vez, cada vez hay menos veredas, menos parques, menos espacio público. Esto porque Lima no tiene un planeamiento urbano, los alcaldes improvisan y siempre el auto es el protagonista, porque para ellos es ‘el progreso’, cosa que no entiendo, porque una ciudad donde no te provoca o te da miedo caminar es una ciudad que le da la espalda a sus ciudadanos, y ahí ¿dónde está progreso?”.
A esto agrega que en la capital peruana “la relación entre peatón, ciclista y automóvil está fuertemente ligada al diseño urbano. Si una sección de calle tiene buenas veredas, una ciclovía segura y pistas en buen estado (no muy anchas), se puede vivir en perfecta armonía, porque cada uno puede andar seguro de que no les van a faltar el respeto y cada uno tiene su lugar como en un ecosistema. Cuando los límites son borrosos se cometen cualquier cantidad de atrocidades, en especial si, como yo, vives en una ciudad que no cultiva el respeto entre peatones y vehículos. Es un tema de educación”.
Desde que está realizando esta acción, otras personas comenzaron a replicar su idea, aunque reconoce que pocas. En su opinión, esto se explicaría porque cada rollo de cinta cuesta 30 soles, un poco más de 6 mil pesos chilenos.
No obstante, a través de su cuenta de Facebook invita a que más personas sigan su acción, para lo que hizo el siguiente tutorial: