“Beco do Aprendiz”: de callejón de drogas a museo a cielo abierto en São Paulo
Un portón que, cuando está abierto, deja entrever una pequeña cancha de basketball. Detrás de ella, un largo callejón. A simple vista, un lugar cualquiera en la inmensa metrópolis de São Paulo, Brasil. Pero, en realidad, esa calle sin salida, ubicada en pleno barrio de Vila Madalena, oculta una verdadera galería a cielo abierto: el “Beco do Aprendiz”.
El Beco (callejón en portugués) era conocido por el vecindario por ser un punto de tráfico y consumo de drogas. Pero, en 2002, gracias al trabajo de la ONG Ciudad Escuela Aprendiz, el callejón se transformó en un espacio donde más de 50 graffiteros y muralistas resolvieron pintar sus obras.
Molestos por los peligros que significaba pasar por el callejón ubicado en la calle Belmiro Braga para llegar a sus casas, los vecinos se acercaron a la Ciudad Escuela Aprendiz a pedir ayuda. La ONG existía hacía dos años con el objetivo de convertir los espacios público en espacios educativos a niños y adolescentes más vulnerables a través de la transformación y recuperación de calles abandonadas de la ciudad.
Para eso, enseñaban a los jóvenes a desarrollar su lado artístico. En la fundación, varios niños y adolescentes aprendían a pintar y a apreciar el arte urbano. “Nosotros tenemos la pretención de formar graffiteros y muralistas, lo que queremos es mostrar a los chicos referencias artísticas nacionales e internacionales, porque sabemos que ellos tienen muchas ganas de expresarse a través del arte” dijo el educador Eymard Ribeiro. “Ellos se entusiasman cuando conocen el trabajo de grandes nombres de la pintura como Pablo Picasso y Jean-Michel Basquiat“, agregó.
Cuando el vecindario del Beco golpeó las puertas de la ONG, los educadores y los “aprendices” (como son conocidos), se emocionaron. Los vecinos pedían que la fundación desarrollara su proyecto en el callejón y estaban dispuestos a aceptar que los muros de sus casas -que daban para el beco- fueran pintados.
Con el apoyo de la Municipalidad, el vecindario y patrocinadores, los aprendices conocieron a grandes grafitteros de São Paulo, como Juneca, y de otras partes, como el sueco Mr. Been, y los ayudaron a pintar el callejón. El trabajo en la galería a cielo abierto consumió más de 1.000 latas de spray y también sirvió para que los muralistas se conocieran presencialmente, ya que varios de ellos se sabían los nombres por sus obras.
Hoy, cada uno de los muros del Beco está pintado. De tiempos en tiempos, los trabajos son borrados y sustituidos por otros. Artistas renombrados como Kobra, Os Gêmeos y Pato ya han pintado en el callejón, que se convirtió en un punto turístico cambiante de la ciudad de São Paulo. Además, varios de los aprendices que en 2002 participaron del proyecto, hoy son grafitteros.
Es el caso de Geovaldo José de Jesus, conocido como Gejo. Además de hacer grafittis, es editor de una revista de libre circulación llamada “Arte en las calles” y realiza talleres de muralismo. “Lo que queremos es transformar lo negativo, el rayar calles porque sí, en positivo, que es una intervención visual en la ciudad de forma planeada y consciente“, afirma.
La calle que antes era un punto de encuentro de traficantes, ahora además de ser un museo a cielo abierto, es lugar de ensayo de la escuela de samba del sector (Pérola Negra), de festivales de hip-hop y de grabación de videoclips de artistas nacionales. Como dijo el periodista fundador de la ONG, Gilberto Dimenstein: “El Beco muestra lo que es posible hacer cuando se quiere cambiar una realidad. Quizás el problema no esté totalmente resuelto, pero la genialidad de la comunidad consiguió transformar un lugar degradado en una galería de arte para todo el público“.
Referencias: Cidade Escola Aprendiz, Portal Aprendiz y Folha de Sao Paulo.