¿Iglesias de Chiloé en “stand by”?
Por: María José Jarpa y María Soledad Lorca.
Cinco de los 16 templos Patrimonio de la Humanidad verían aplazada su restauración, tras nuevas exigencias administrativas que, según el gobierno, buscan mejorar el estándar. La fundación que ejecuta los trabajos y el Obispado de Ancud están escépticos. Y preocupados.
El 21 de noviembre pasado, durante la bendición de la restaurada iglesia Nuestra Señora del Rosario de Chelín, en la comuna de Castro, el obispo de Ancud, Juan María Agurto, dio una noticia que generó preocupación entre la comunidad. Fue casi como una advertencia: el proceso de reparación y restauración de cinco iglesias patrimoniales de Chiloé sería postergado. ¿La razón? Que el gobierno, quien actualmente financia estos trabajos, estableció nuevas exigencias para las intervenciones.
“Se acabó el dinero”, “no hay voluntad”, fueron frases que comenzaron a escurrir por los vericuetos de la isla de la Pincoya.
Los templos en cuestión son Ichuac, Detif, Castro, Colo y Achao, todos parte de 16 iglesias que en 2000 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y que este 2 de diciembre celebrarán 15 años desde su ingreso a la lista de maravillas mundiales.
Estos inmuebles, que además fueron declarados Monumento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), son sólo una parte de las más de 60 iglesias de madera insertas en esta tierra de curantos, parte tan viva de su legado cultural como el Trauco y el Caleuche.
La Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé, que figura como la entidad ejecutora de las reparaciones, tenía contemplado iniciar en 2016 la restauración de la iglesia de Ichuac (comuna de Puqueldón), una vez resuelta una dificultad con un título de dominio del terreno. Sin embargo, la materialización de esta recuperación hoy está en duda debido a los nuevos requerimientos.
“En diciembre comienza la temporada turística. Y más del 80 por ciento de los libros de visitas de las hosterías dicen: preocúpense de arreglar la iglesia”, cuenta Omar Nahuel, presidente del Comité de Restauración de la Iglesia de Ichuac. Añade que el templo tiene goteras y problemas en el techo.
El anuncio del obispo Agurto, aludía a un cambio en el régimen de mantenimiento de los templos.
El 22 de septiembre pasado se reunió la Mesa Regional de Patrimonio, que integran la Subsecretaría de Desarrollo Regional, el Gobierno Regional de Los Lagos, la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públias, el Obispado de Ancud y la Fundación Amigos de las Iglesias de Chiloé. Y en ese encuentro se definió un cambio: hasta ahora y desde 2000, el gobierno entregaba recursos para mantener y restaurar los templos, y la fundación los administraba según su criterio. Ahora, en cambio, previo a cualquier arreglo, la entidad deberá entregar un diseño del proyecto.
Este escenario, según la fundación y el propio obispado, retrasará el ingreso de recursos a las iglesias, que actualmente vienen de la Subdere y del gobierno regional.
“Ahora, primero, vamos a tener que postular a una etapa de diseño, que sería durante 2016, y luego, en 2017, recién podríamos tener los dineros para restaurar los templos”, explicó Cristian Larrere, director ejecutivo de la fundación.
“Los procesos administrativos al parecer aún no comienzan (…) Probablemente, se gestionarían durante el primer semestre de 2016. Y a mediados de año se harán estudios, que deben ser validados por el Consejo de Monumentos”, acotó con preocupación el obispo Agurto.
Según la fundación, desde 2003 a la fecha el Estado ha invertido cerca de $ 5.200 millones en restauraciones. La última iglesia reparada fue Chelín, que data de fines del 1700 y que para su rehabilitación requirió $ 1.022 millones. Cada mejoramiento, completo, bordea en promedio los $ 1.000 millones.
Rodrigo Uribe, jefe de la Unidad Regional de la Subdere de Los Lagos, indicó que con este cambio “trataremos de disminuir las incertidumbres. La idea es elaborar un perfil del proyecto que nos permita tener los costos reales de cada intervención”.
En medio del debate, el Consejo de Monumentos (CMN) toma distancia. Allí señalaron que este organismo dispone de recursos, pero para emergencias puntuales.
“Entregamos recursos de forma directa a la fundación para que apuntalara el pórtico y la torre de la iglesia de Detif (…) Ahora estamos esperando una medida de emergencia por filtraciones en la iglesia de Castro, que se está lloviendo”, explicó Ana Paz Cárdenas, secretaria ejecutiva del Consejo de Monumentos.
Para el alcalde de Castro, Nelson Águila, este cambio es “es preocupante. Uno entiende que debería haber una continuidad en el trabajo, que no puede detenerse, porque hay un compromiso del Estado”.
En cambio, Pedro Montencinos, alcalde de Puqueldón, comuna donde se sitúan los templos de Ichuac y Detif, sostuvo que “me parece bien que el proceso nuevamente se revalúe; creo que esperar un tiempo más y darle una solución definitiva es el camino correcto”.
Lorenzo Berg, arquitecto y secretario general de la Asamblea General del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, en Chile, indicó que si bien desde la declaratoria se han logrado avances con los recursos del Estado, aún hay aspectos pendientes: “La recuperación de las iglesias comenzó en 1993 con la idea de la minga chilota, con dineros que venían de empresas, gobierno y desde las mismas localidades”.
Respecto de los trabajos hechos hasta la fecha, añadió que “se requiere una mejor revisión, desde el punto de vista de la restauración de las iglesias y su relación con los vecinos y comunidades”.