Mapa socioeconómico de Chile: aumenta la clase media baja y disminuyen los pobres
Por Mariana Penaforte y A. Collados.
Actualización de la Asociación de Investigadores de Mercado
Se dividen en siete categorías: AB (clase alta), C1a (clase media acomodada), C1b (clase media emergente), C2 (clase media típica), C3 (clase media baja), D (vulnerables) y E (pobres).
Más chilenos entraron a la clase media y salieron de la pobreza en los últimos años. En línea con los últimos resultados de la encuesta Casen 2013, una nueva división de Chile por grupos socioeconómicos (GSE) también arroja noticias positivas.
La Asociación de Investigadores de Mercado (AIM) actualizó y redefinió los GSE de Chile basándose en nuevos criterios: ingreso total del hogar y números de integrantes del grupo familiar. Además, el estudio se apoyó en los resultados de la Casen 2013 y de la metodología para la medición de la pobreza, presentando resultados que buscan representar mejor la realidad de Chile versus el método rígido que tenían anteriormente.
Así, la población se divide en siete grupos: AB (clase alta), C1a (clase media acomodada), C1b (clase media emergente), C2 (clase media típica), C3 (clase media baja), D (vulnerables) y E (pobres).
Se concluye que el grupo C3, que representa la clase media baja es el más numeroso del país, con un peso poblacional equivalente a 29%, desplazando al grupo D.
“Cuando tomamos el mismo método que presentamos hoy -que está basado en la Casen- y lo replicamos en las Casen anteriores, nos damos cuenta que efectivamente hay una evolución. Disminuye la pobreza (grupo E), aumenta el grupo C3, que es el piso base de la clase media, y los grupos ABC1 se mantienen relativamente estables en el tiempo”, explica Andrés Varas, gerente general de Criteria Research, empresa que elaboró la nueva metodología.
El AB, pese a que tiene un peso poblacional de 3%, representa el 21% del gasto total del país, cifra superior a la de todos los otros grupos.
En la metodología antigua, el ABC1, que representa al estrato de altos ingresos, tenía una participación de 10%. Con la metodología nueva, sumando las categorías AB, C1a y C1b, ello asciende a 16%.
Según explica Cristián Lehuedé, presidente de la AIM, la metodología anterior tenía un “corte fijo”. “Eso nos hacia mirar un Chile de hace 30 años, más pobre. Con esa metodología descubrimos los tamaños verdaderos de los segmentos, y lo que nos damos cuenta es que estábamos tirando la curva para bajo. En realidad hay más capacidad de consumo en Chile, el grupo más grande en tamaño no es el D, es el C3”, explica. De los resultados también se arrojó que la mayor parte de las familias chilenas tiene dos (22,2%), tres (23,6%) o cuatro miembros (21,5%).
Factor ingresos
Una de las diferencias principales es que anteriormente la encuesta tomaba los bienes que tenían las personas para determinar a qué grupo socioeconómico pertenecían, como televisores, automóviles, etc. Ahora, la medición principal pasa por el ingreso.
Así, por ejemplo, el grupo AB tiene un ingreso promedio del hogar de $4,3 millones, mientras que en el otro extremo, en el grupo E el ingreso promedio del hogar de $158 mil.
En el grupo más numeroso, el C3, el ingreso es $503 mil.
“Nos estamos transformando en una sociedad de clase media, numérica, económica y culturalmente”Roberto Méndez, presidente de Adimark GfK , considera que las conclusiones del estudio de AIM vienen a confirmar una tendencia que se ha producido en los últimos 25 años en el país, de una sociedad que va disminuyendo el tamaño relativo de los extremadamente beneficiados y de los más pobres.
“Es un proceso de transición social, en el cual nos vamos transformando en una sociedad de clase media, en número, en lo económico, e incluso culturalmente se confirma esa tendencia”, sostiene.
Méndez asegura que desde el punto de vista del consumo, esto implica que se ha masificado el acceso a bienes y servicios que antes estaban destinados a una elite.
“Esta masificación ha transformado la estructura del comercio, de la industria, de los mercados y de los medios de comunicación”, afirma.
“El grupo más importante ha pasado a ser esta enorme clase media, y se refleja en la expansión de las cadenas de supermercados, de las tiendas por departamento”, agrega.
Según Méndez, el amplio acceso de la clase media a la educación superior representa muy bien este fenómeno. “Ese ha sido un gran anhelo de este grupo, que afirma la movilidad social”, dice.
“No me queda claro cuál es la utilidad de estas categorías por grupo socioeconómico”David Bravo, director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales del Instituto de Sociología de la UC , considera positivo que en AIM actualicen las categorías con que trabajan, y que lo hagan en base al nivel de ingresos de los hogares. “Lo que no me queda claro es cuál es la utilidad de estas categorías, que se usan para estudios de mercado, pero no en el mundo del interés público, donde se trabaja directamente por niveles de ingresos”, dice Bravo.
“Pareciera ser que a estas categorías se les pueden hacer asociaciones cualitativas, pero en la clase media, por ejemplo, cabe aproximadamente el 60% de la gente”, afirma.
Bravo además advierte que al hacer cambios en las categorías luego estas no podrán compararse a través del tiempo, como es el caso de ABC1, que ya no existe, o de AB, que antes no existía.
“Estos estudios requieren un mejor diseño metodológico, porque al no ser longitudinales, no reporta qué ha pasado con las mismas personas en el tiempo, si mantienen o no su posición relativa, qué ha cambiado en sus hogares”, agrega Bravo, a título de opinión personal.
“Me preocupa cómo se reflejarán estos nuevos estándares en otros instrumentos de medición”Slaven Razmilic, investigador del CEP , asegura que es positivo que se desagreguen los grupos socioeconómicos para efectos de perfeccionar los análisis de las organizaciones de AIM.
No obstante, le preocupa cómo se reflejarán estos nuevos estándares de información en otros instrumentos de medición, como los censos.
“No sé cómo van a trasladar estos cambios a los muestreos territoriales, por ejemplo, al sortear manzanas para muestras”, afirma Razmilic.
Pone como ejemplo que quizás en algunas comunas haya manzanas en que no puedan calificarse todas las casas en categorías tan específicas como C1a o C1b.
Señala que el porcentaje de personas que fueron categorizadas como “de clase media” no refleja necesariamente un fenómeno de movilidad social, porque en ello inciden las variables que se consideraron al hacer los cambios de categorías.
“La movilidad es muy importante en la percepción de los ciudadanos, el hecho de que el talento, el trabajo o la suerte influyan más en la vida de las personas que la ascendencia familiar”, sostiene.
Razmilic agregó que en el retroceso de la desigualdad ha habido mejoras en el país.