La nueva cara de la Capilla Las Animas
Los daños producto del 27/F obligaron a cerrar sus puertas. Hoy, tras su restauración, el templo sólo espera el permiso municipal para volver a abrir.
Más de 100 años de historia y de oración a quienes ya fallecieron tiene la Capilla Las Animas, ubicada en Teatinos 765, pleno centro de Santiago. El templo, declarado Inmueble de Conservación Histórica y cuya construcción data de 1906, permanece cerrado al público desde el terremoto de 2010.
El origen de este tipo de capillas se remonta a los tiempos de la Contrarreforma, a mediados del Siglo XVI, en España y Portugal. Y fueron traídas al continente americano durante el proceso de colonización.
Su objetivo era eminentemente práctico: estos templos eran construidos de manera contigua a caminos y senderos, con el fin de que los viajeros que pasaran por esos lugares pudieran tener un espacio tranquilo para orar y para entregar una ofrenda a las almas de quienes ya no están. En el caso de la capilla santiaguina, se la ubicó cerca de los trenes de la entonces Estación Mapocho.
En 2013, la fundación Patrimonio Cultural -mandatada por el Arzobispado de Santiago- presentó un anteproyecto al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, con el fin de conseguir recursos para restaurarla. Esto fue aprobado y permitió financiar la mitad del proyecto. El resto lo aportó la propia Iglesia de Santiago.
Patricia Silva, directora de arquitectura y patrimonio del Arzobispado de Santiago, destacó la importancia de este proyecto, señalando que “sin el aporte del consejo habría sido imposible para nosotros financiar las obras. La capilla es un lugar muy importante para quienes transitan por ese lugar”.
El arquitecto a cargo de las obras, Dino Bozzi, detalló que los arreglos más importantes a los que fue sometido el edifico consistieron en rehacer la zona de la sacristía. “Además, se restauraron los muros, los cuales resultaron muy agrietados tras el terremoto de 2010, en especial el que estaba detrás del altar, el cual hubo que reforzarlo por completo”. También se intervino “el tímpano de la Iglesia, que se cayó tras el sismo. Se reconstruyó y se reforzó estructuralmente”.
Una de las situaciones que más llamó la atención del arquitecto fue la “devoción popular” que existía por parte de los feligreses hacia la capilla. “Los mismos trabajadores de la construcción contaron que, a pesar de los arreglos, la gente pedía permiso para entrar un rato, rezar y poder prender velas”, dijo elsacerdote a cargo de la capilla, Pedro Narbona.
Bozzi dijo que desde el comienzo de los trabajos “nos quedó claro que el evidente sentido de devoción popular era parte central del patrimonio del edificio”.
Las obras de reparación y restauración del templo ya están concluidas y sólo se está a la espera de que la Municipalidad de Santiago efectúe la recepción de obras, para realizar la entrega oficial de la capilla. Tras eso, sus puertas se volverán a abrir.