Cumbre de París logra un acuerdo global sin precedentes para frenar el cambio climático
Luego de dos semanas de negociaciones de la COP21:
París El pacto busca limitar el aumento de la temperatura del planeta, reducir las emisiones de gases y plantea un sistema de financiamiento.
La cumbre de París consiguió lo que por décadas había sido imposible de alcanzar: un acuerdo global para ir abandonando una economía basada en los combustibles fósiles y un plan para que 195 naciones lo puedan lograr. La meta final es que con esto el aumento de la temperatura del planeta sea menor a 2 °C respecto de los niveles preindustriales.
Es la primera vez que casi todos los países del mundo se comprometen a recortar sus emisiones de carbono para ayudar a controlar los más dramáticos efectos del cambio climático.
“Miro la sala… Veo que la reacción es positiva, no oigo objeciones. El Acuerdo de París sobre el clima queda aprobado”, dijo el canciller francés, Laurent Fabius. El martillazo que dio sobre la mesa como una forma de sellar el acuerdo desató fuertes aplausos entre los asistentes.
El pacto, que es parcialmente vinculante, reemplazará en 2020 al Protocolo de Kioto. El nuevo documento, de 31 páginas, plantea que hay una clara relación causa-efecto entre las emisiones de carbono provenientes principalmente de las mayores potencias (EE.UU. y China) y la suerte de las pequeñas islas del Pacífico, que hacen frente a la amenaza de la subida del nivel de los océanos. Además, entrega fondos para que las naciones más pobres puedan adaptarse y establece un sólido mecanismo de revisión periódica de las metas que fueron acordadas ayer, lo que permite tener una perspectiva de largo plazo sobre cómo lidiar con el problema del calentamiento global.
Entre los aspectos del acuerdo que serán legalmente vinculantes está la entrega formal de la meta de reducción de emisiones de cada uno de los países firmantes (definida por ellos mismos) y la revisión periódica. Sin embargo, apunta la BBC, el objetivo al que se comprometan esos países no será obligatorio de cumplir. Es que el intento de imponer metas de emisiones fue lo que en gran medida hizo fracasar las negociaciones de Copenhague en 2009.
“El acuerdo reconoce la noción de justicia climática y tiene en cuenta la responsabilidad y capacidad de respuesta diferenciada de cada país. Sobre todo confirma nuestro objetivo central y vital de detener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 °C y llama a un esfuerzo para limitar ese aumento por debajo de 1,5 °C”, enfatizó Fabius, quien lideró la cumbre.
La meta de los 1,5 °C, reclamada sobre todo por los estados la Aosis -una alianza de 39 pequeños estados insulares del Pacífico, el Índico y el Caribe, en emergencia climática-, fue uno de los puntos más difíciles de negociar durante las casi dos semanas que duró la Conferencia de París, conocida como COP21.
Pese a que el pacto fue elogiado como un acuerdo histórico y un “éxito monumental” por algunos líderes, ellos reconocieron que no es más que el primer paso. Las ONG dedicadas a asuntos climáticos destacaron un buen “punto de partida” y se mostraron satisfechas por el duro golpe a la industria de energías fósiles.
Según Tina Loeffelbein, de Greenpeace, “la rueda de la acción climática se mueve lentamente, pero en París ha girado. Y ha puesto a la industria de las energías fósiles en el lado oscuro de la historia”. Por su parte, Bill McKibben, de la ONG 350.org, valoró que “cada gobierno parece reconocer que la era de las energías fósiles debe terminar, aunque el peso del lobby petrolero se deja sentir en el texto al posponer la transición para cuando el daño ya esté hecho”.
Sin embargo, varias ONG y expertos se quejaban de que el texto era demasiado vago en cuanto a la reducción de las emisiones y advertían que faltaba “una obligación para que los estados detallen cómo lograr los objetivos”. El documento definitivo solo sugiere que el mundo debe esforzarse para que las emisiones de gases de efecto invernadero “dejen de aumentar lo antes posible” y que a mediados de siglo “haya un equilibrio entre estos gases y la capacidad de absorción de los mismos”. Y las metas nacionales de recortes de emisiones presentadas hasta ahora no alcanzan para limitar el calentamiento global según lo previsto.
Ayer, 187 delegaciones habían entregado a la ONU sus planes de reducción de gases de efecto invernadero para 2025 o 2030, los que, de cumplirse, solo podrían detener el aumento de la temperatura del planeta en 3 °C respecto de la era preindustrial. Entre esos países se encuentran China -el mayor emisor de carbono, que se comprometió a estabilizar la emisión de gases en 15 años-, EE.UU., el segundo contaminador mundial, que quiere reducir hasta un 28% sus emisiones para 2025 (frente a 2005), y la Unión Europea (UE), responsable del 10% de las emisiones mundiales, las cuales reduciría en un 40% para 2030, respecto de 1990.
Contribuyentes
Otro de los aspectos clave y que había atorado el pacto fue el sistema de financiamiento acordado para que los países más pobres puedan hacer frente a los efectos del cambio climático y a los compromisos adquiridos en el acuerdo.
Al entregar el documento, Fabius recordó que propone un mínimo de US$ 100 mil millones en ayuda al año a los países en desarrollo desde 2020, y que el monto será revisado en 2025. Tanto la UE como EE.UU. habían presionado hasta último minuto para que las naciones emergentes más contaminantes como China, Brasil e India contribuyan también con dinero.
En un gesto hacia 134 países en desarrollo y emergentes, representados por el G77, Fabius recordó en su discurso que el texto del acuerdo diferencia a las naciones desarrolladas -históricamente responsables de las emisiones de efecto invernadero- de aquellas que están en vías de desarrollo y sufren los impactos ambientales.
El desafío está ahora en que el acuerdo sea ratificado por los Parlamentos de los 195 países que lo suscribieron.
”Lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa (…). Es inusual tener la oportunidad de cambiar el mundo. Ustedes la tienen”.
François Hollande, PRESIDENTE DE FRANCIA.
”Acabamos de tomar el camino correcto por el bien de las generaciones futuras”.
Xie Zhenhua, ENVIADO ESPECIAL DE CAMBIO CLIMÁTICO DE CHINA.
”La historia recordará este día (…). El acuerdo de París es un éxito monumental para el planeta y su gente”.
Ban Ki-moon, SECRETARIO GENERAL DE LA ONU.
”El acuerdo ofrece la mejor oportunidad para salvar el planeta que tenemos”.
Barack Obama, PRESIDENTE DE EE.UU.
Los principales puntos del pacto
El desafío
El proyecto identifica al cambio climático como “una amenaza urgente y potencialmente irreversible” para la humanidad y el planeta. Mientras, asegura que los compromisos sumados entre todos los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) todavía distan mucho de las reducciones necesarias para evitar que el calentamiento global se siga agravando, según France Presse.
Objetivo
Se acordó frenar el aumento de la temperatura por debajo de los 2 ºC respecto de los niveles preindustriales y se plantea realizar el esfuerzo de limitar ese incremento a 1,5 ºC.
Cómo
En la segunda mitad del siglo, debe lograrse un equilibrio entre las emisiones de GEI provocadas por las actividades humanas (como la producción de energía) y las que pueden ser capturadas por medios naturales o tecnológicos, como los bosques o las instalaciones de almacenamiento de carbono.
Las partes
Los países desarrollados, emisores históricos, liderarán los recortes de emisiones de GEI en términos absolutos. Los países en desarrollo, que aún necesitan generar energía con carbón y petróleo, son alentados a orientar sus esfuerzos hacia la realización de recortes. Las naciones ricas deben apoyar los recortes de emisiones de aquellas en desarrollo.
Aportes
Los países desarrollados “proporcionarán” apoyo financiero a la reconversión energética de los países en vías de desarrollo y a enfrentar fenómenos relacionados con el cambio climático, como la intensificación de las sequías y los huracanes.
Fuera de las partes jurídicamente vinculantes, el documento establece la suma de 100.000 millones de dólares anuales como “base” de los montos aportados por los países ricos. La suma se actualizará en 2025.
Monitoreo
En 2018, dos años antes de la entrada en vigor del acuerdo, los países evaluarán los impactos de sus iniciativas contra el calentamiento global y analizarán nuevamente sus planes de reducción de emisiones de GEI.
Cuando el acuerdo cobre efecto, las revisiones se realizarán cada cinco años, a partir de 2023.
Afectados
A las islas vulnerables al alza del nivel de los océanos y a los países pobres más expuestos al cambio climático se les reconoce el derecho a obtener respaldos para “prevenir, minimizar y reparar” las pérdidas y daños.