Planificación urbana y movilidad sustentable: una cuestión de tiempo?
Fomentar el uso de medios de transporte no motorizados y el transporte público, como alternativa a los autos, es un tema central en la búsqueda de un desarrollo más sustentable.
Muchos países han implementado políticas públicas con el fin de influir en la elección modal de sus habitantes y buscar un sistema de movilidad más eficiente y menos contaminante. En este contexto, se ha concluido que las iniciativas que se centraron solo en la inversión en sistemas de transporte, no produjeron cambios rápidos hacia modos menos contaminantes.
Por esta razón, las nuevas políticas se han movilizado a incentivar a la gente a optar por la bicicleta, caminar y usar el transporte público. En algunos casos, estas políticas han implicado incentivos tales como acciones de sensibilización que muestran los beneficios para la salud de caminar y moverse en bicicleta, promoviendo la elección de este tipo de transporte, por sobre el automóvil privado. Otras acciones han sido disuasorias, tales como el aumento en el precio de los estacionamientos o el cierre de calles para hacer su uso más rápido y más fácil para peatones y ciclistas.
Aún así, incluso en los países europeos en los que fueron ampliamente adoptadas tales prácticas, los objetivos de reducción de emisiones de CO2 relacionados con el transporte, aún no se han logrado, exigiendo nuevas medidas estructurales relacionadas, sobre todo, a la planificación urbana.
En este sentido, el desarrollo urbano orientado al transporte sustentable sugiere, entre otras cosas, que los territorios sean ordenados con el fin de reorganizar los espacios donde ocurren las actividades cotidianas, para permitir el uso eficaz del transporte público y los modos de movilidad no motorizados.
Pero, ¿y si la planificación urbana fuese más allá de la lógica del espacio y también fuera pensada como una cuestión de tiempo? Es lo que sugiere James Faulconbridge, geógrafo y economista, investigador de la Universidad de Lancaster.
Faulconbridge y su equipo analizaron los desplazamientos en dos ciudades inglesas, Brighton y Lancaster, donde verificaron que los viajes no se reducen a un simple trayecto casa – trabajo, si no que los viajes son mucho más complejos.
Los traslados en general implican: salir de la casa para dejar a los hijos en la escuela, ir a trabajar, dejar el trabajo para ir de compras, buscar a los niños, llevarlos a las actividades extracurriculares y, finalmente, volver a casa. En este contexto, lo que influye en la elección del modo de transporte, no sólo es la distancia entre las diferentes actividades, sino que el efecto combinado de la distancia entre ellos y su marco de tiempo. Por lo tanto, los investigadores constataron que, como las escuelas por lo general comienzan y terminan a horas fijas, así como también el trabajo de la mayoría de la gente, un factor que influye mucho en la elección del modo de transporte es la cantidad de tiempo disponible para cubrir la distancia entre los diferentes lugares.
Es necesario, por lo tanto, entender la combinación entre las estructuras espaciales y temporales y su implicación en las posibilidades de utilizar un modo de transporte menos contaminante.
Pero, ¿cómo puede esto ser traducido a la planificación urbana? ¿Las políticas públicas podrían actuar para reorganizar estos marcos de tiempo con el fin de fomentar el uso del transporte público y los modos no motorizados? Los investigadores creen que sí.
Por ejemplo, las políticas de educación podrían flexibilizar los horarios escolares y hacerlos coincidir con políticas laborales que hagan obligatoria la organización y flexibilidad de los horarios de trabajo, permitiendo su vinculación con otras prácticas cotidianas. Por lo tanto, estas intervenciones podrían permitir la creación de “matrices espacio-temporales facilitadoras”, es decir, posibilitar orientaciones espacio – temporales propicias para los traslados a pie, en bicicleta o en transporte público.
Por último, en el complejo contexto de las ciudades contemporáneas, tal enfoque, obviamente, no sustituye a otras acciones y políticas que buscan una movilidad urbana más sustentable, pero aumentaría el arsenal de políticas de movilidad, sumándose a las medidas que sólo se centran en el fomento y la disuasión. En esta lógica, los desplazamientos menos contaminantes y las ciudades más sustentables pueden ser, más bien, una cuestión de tiempo.
Artículo originalmente publicado en TheCityFix Brasil
Vía Archdaily Brasil
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