Estudio identifica 219 comunas rurales y detalla precariedad en su desarrollo
Análisis señala que estos municipios tienen una mayor superficie y poseen más recursos naturales.
“Si alguien se enferma en mi comuna se demora cinco horas en llegar a un centro asistencial. Si quiere comprar una bebida le cuesta $ 2.500. Y si un joven quiere estudiar, debe tomar una pensión a cientos de kilómetros de su casa, que difícilmente podrá pagar. Si todos somos chilenos merecemos las mismas oportunidades y eso no está ocurriendo en la mayor parte del país, que es precisamente rural y no urbano” relata Cristian Alvarado, alcalde de Guaitecas.
Su comuna se emplaza en un archipiélago en el límite de la Región de Aysén y la Isla de Chiloé, donde para acceder se requiere de varias horas en lancha o tomando un avión desde Quellón, la ciudad más cercana.
Pero la condición que describe el edil no es una realidad aislada. Para los habitantes de San José de Maipo, una comuna de la Región Metropolitana, viajar al centro de Santiago cuesta $ 1.800, siendo que desde la comuna vecina de Puente Alto el valor no supera al costo de un boleto de Metro. “Como somos pocos electores no somos importantes”, acusa Marco Quintanilla, concejal de San José de Maipo y presidente de la Asociación Nacional de Concejales. “Pero damos electricidad, agua y turismo a toda la Región Metropolitana”, agrega.
De las 345 comunas que componen el país, 219 presentan importantes desigualdades de desarrollo con respecto a las grandes urbes. Así lo refleja el último estudio de la Asociación de Municipios de Chile (Amuch) que las caracterizó más allá del perfil productivo tradicional, que las separa entre rurales, es decir agrícolas, y urbanas, de carácter industrial y proveedoras de servicios (ver infografía).
“En las comunas rurales hay una pobreza distinta, porque la gente tiene tierra, puede plantar hortalizas para vender, pero no logra suficiente liquidez. Eso los obliga a dejar el campo e irse a las ciudades donde se emplean de jornales o panaderos”, explica la alcaldesa de Pemuco, Jacqueline Guiñez, presidenta de la comisión ruralidad de la Amuch.
De acuerdo al estudio, los territorio rurales con menos desarrollo, en relación a las grandes urbes, concentran en conjunto la mayor cantidad de superficie, generan la mayor cantidad de riqueza, sufren los efectos colaterales del desarrollo, como la contaminación o el daño a sus recursos naturales, pero sus habitantes no disfrutan de las mismas condiciones que las grande urbes ni reciben los tributos e impuestos que les corresponden. “Entre las comunas con menos desarrollo todas son rurales, están distantes y tienen mayor índice de pobreza”, sostiene Roberto Lagos, director de estudios de la Amuch. “Ercilla, por ejemplo, casi tiene la mitad de su población bajo la línea de la pobreza. De las 219 comunas detectadas, 70 de ellas estarían bajo la línea de la pobreza, lo que es bastante”, agrega Lagos.
Para Guiñez, en Chile no existen instrumentos que midan la diversidad entre las comunas y, por lo tanto, que adapten las políticas públicas a lo que la gente de esos lugares necesita. “Una política pública, creada en un ministerio en el centro de Santiago y uniforme para todo Chile, no podrá hacerse cargo de las realidades tan diversas que hay. Eso retrasa el desarrollo en las zonas más aislada y la gente se ve forzada a emigrar”, estima.
En este sentido, el proceso de descentralización, cuyas leyes se debaten actualmente en el Congreso y otras aún no son presentadas por el Ejecutivo, podría destrabar el escaso desarrollo de las comunas rurales más vulnerables. Así lo estima Heinrich von Baer, presidente de la fundación Chile Descentralizado…Desarrollado, quien señala que “el excesivo centralismo impide que las comunas y regiones cuenten con municipalidades y gobiernos regionales fuertes, dotados de poder político, competencias y recursos de uso autónomo necesarios para impulsar sus propios procesos de desarrollo” .
El estudio también señala que muchas de las comunas analizadas son altamente dependiente del Fondo Común Municipal, ya que no pueden generar suficientes ingresos, lo que deriva en centralismos al interior de las propias regiones. “Si se hace una capacitación desde el nivel central, siempre se hace en la capital regional. Eso no tiene sentido, porque es en las comunas rurales donde están los problemas, más encima tenemos que movilizarnos hasta allá y con menos recursos que los municipios urbanos”, dice Román Pavez, alcalde de Vichuquén y presidente de la comisión rural de la Amuch.