Los desafíos de NAVE, el nuevo polo artístico de Yungay
El Centro de Creación lleva cuatro meses abierto. Ha recibido a más de 4.000 visitantes y a 50 creadores en residencia. Aquí, habla su directora ejecutiva, María José Cifuentes.
La vista de calle Libertad a la altura del 410 deja perplejo a cualquiera. Es septiembre de 2015. Y, en vez de la fachada gris y rayada que hace cinco años cercaba allí a un basural, los vecinos ven un edificio de blanco impecable. Una construcción que recuperó su cara original -de inicios del siglo XX- , pero ya no tendrá uso residencial. Se sabe que una familia financió las obras de construcción y restauración, como un aporte al arte. También se sabe que ese lugar, de unos 1.700 m {+2} y llamado Centro de Creación y Residencia NAVE, funcionará como un núcleo artístico en el Barrio Yungay. Pero no queda tan claro si será un centro cultural con funciones diarias o un edificio para tomar talleres.
“Es difícil instalarse en el imaginario público. Como la fórmula de NAVE no tiene precedentes, es un proyecto de comprensión lenta. Pero los curiosos que entran se enamoran de la idea, y cuando los artistas hacen laboratorios abiertos, los vecinos vienen y hasta terminan haciendo una performance . Eso es interesante, porque si hablamos de formación de públicos y fidelización de audiencias, para mí es clave crear relaciones con la comunidad”, dice María José Cifuentes, directora de NAVE.
El foco del proyecto está en la danza, y en su cruce con la performance , la música, el teatro. El edificio, que diseñó Smiljan Radic, cuenta con dormitorios y estudios para los autores residentes, un sala blanca de ensayo y una sala negra con 146 butacas retráctiles. Y además, la construcción alberga las oficinas de la Fundación Patrimonio Creativo, que administra el centro.
Hasta ahora, en cuatro meses de funcionamiento, más de 4.000 personas han visitado el edificio, solo para conocerlo. Otras 1.500 asistieron a funciones de danza o a conciertos, mientras que 2.000 han participado en los talleres y aperturas de procesos creativos, dados por los 50 autores que han vivido residencias en NAVE. En ellas, se han trabajado 12 proyectos.
“Nosotros cumplimos un rol no solo como espacio de creación -dice Cifuentes-, sino que también como plataforma para internacionalizar el arte chileno y transmitir lo que es Chile a nivel de danza y artes escénicas”. De hecho, el proyecto se hizo conocido en el exterior primero, gracias a contactos con centros afines y a la postulación de recursos para la programación inicial, que contó, por ejemplo, con el ciclo “OtroSur”. Pero ese foco extranjero de acción va acompañado por otros dos más decisivos: la comunidad artística local, que está al tanto de la iniciativa, y la del barrio, que no lo está tanto.
“Por problemas con la recepción final de obras, debimos cerrar NAVE unas semanas. Recién habíamos abierto y quedamos fuera de la Fiesta de la Primavera. Uno de nuestros desafíos para este año es retomar el contacto con la comunidad, que más gente se sume a actividades”, apunta Cifuentes, quien quiere reactivar la idea de un “Cabaret Yungay”, que convoque a vecinos artistas, para que hagan su espectáculo.
Otra misión perentoria para NAVE es conseguir recursos para su programación y para apoyar a los creadores residentes (que llegan al centro vía convocatorias abiertas). “Tuvimos la suerte de que la familia Peón-Veiga Petric donara este edificio y lo cediera en comodato a la fundación. Contamos con esta infraestructura y un presupuesto base para operar, pero no para programar. Debemos ver cómo logramos que otros socios se sumen al proyecto. No queremos apoyarnos mucho en lo comercial, y que esto se transforme en centro de eventos. Hay que quitarle el miedo al privado: esto incluso se edificó sin Ley de Donaciones”, cierra Cifuentes.
DURANTE ENERO
Los miércoles , NAVE acoge al Ciclo de Cine Mudo del Goethe-Institut. También se presentará “Acapela”, de Javiera Peón-Veiga, y un concierto experimental de Christian Müller (Nave.io).