Alejandro Aravena gana Premio Pritzker: “Mi mejor obra está por venir”
El chileno, que acaba de obtener el llamado “Nobel de la Arquitectura” , habla del cambio de paradigma que implica su reconocimiento y de lo que significa para su carrera haber conseguido este premio a los 48 años: “Me da libertad”.
“No pude hablar, me quedé mudo. Fueron casi 10 minutos sin poder decir nada. Colgué y aún estaba en shock . Todavía lo estoy”. Alejandro Aravena, arquitecto, 48 años, casado, tres hijos, actual director de la Bienal de Venecia, resume así, con la modestia que le da el haberse formado en el último rincón del mundo, la llamada en la que le informaron que era el ganador del Pritzker 2016.
Es el premio más importante de arquitectura a nivel global, el Nobel de esa disciplina, y que solo habían logrado tres latinoamericanos: el mexicano Luis Barragán (1980) y los brasileños Oscar Niemeyer (1988) y Paulo Mendes da Rocha (2006).
“Es como llegar al salón de la fama. El Pritzker te lo ganas porque contribuiste a la historia de la arquitectura”, explica Aravena en la austera oficina de Elemental, ubicada en el piso 25 de la Torre Santa María, y desde donde se mira buena parte de Santiago oriente.
-¿Qué significa este logro en su carrera?
“La pregunta es para qué queremos usar el poder de este premio, y es para ser más libres. Porque se supone que ya no hay más. Simplemente puedes hacer lo que te dé la gana. De aquí para adelante, no hay nada escrito”.
-¿Va a cambiar algo de lo que tenía presupuestado en la Bienal de Venecia?
“Todo lo contrario. Había cosas que quizás estaba pensando si deberían ser así, y después de esto digo ‘sí, es así'”.
-¿Se siente más validado con este premio?
“Más relajado. Qué te puede importar lo que diga nadie. Cada vez más eres tú mismo tu propia medida de calidad, tienes que cumplir contigo mismo, y probablemente eso sea más difícil, porque la presión ya no viene de afuera. A la vez es más liberador, ya no hay que probarle nada a nadie. En la medida que vas haciendo cosas vas tratando de hacer crecer tu currículum. Pero ahora se redujo a una línea: ganador del premio Pritzker”.
Operación elemental
Alejandro Aravena es el arquitecto más joven que gana este premio, pues Ryue Nishizawa lo obtuvo a los 44 años, aunque junto a Kasuyo Sejima, quien tenía 54.
-¿Es una ventaja o una desventaja haber ganado el premio a los 48 años?
“Los premios se pueden dar por trayectoria o a alguien que su mejor obra aún esté por venir. Yo quisiera transformar toda la energía que viene con este premio en tirar la piedra más lejos todavía. Siento que mi mejor obra aún está por venir. De hecho la arquitectura es una carrera tardía, porque integra tantas cosas tan distintas que la madurez es un buen aliado”.
Aravena ha sido profesor de Harvard y fue miembro del Jurado Pritzker entre 2009 y 2015. Ha hecho una carrera con Elemental, la oficina de arquitectura que mantiene junto a sus cuatro socios. Ha realizado edificios como una residencia en la Universidad de Austin (Texas) y la Escuela de Medicina y las Torres Siamesas de la U. Católica. La oficina también se ha especializado en viviendas sociales, en Chile y México.
“Hasta ahora había una valoración de lo convencional, la arquitectura asociada al mundo artístico, a cuestiones estéticas, pero nuestro caso es distinto. Mi arquitectura tiene como variables ciertos componentes sociales y políticos, y no necesariamente van a ser bien juzgados en las ligas convencionales”, anota Aravena. “Algunas obras, como el Centro Angelini, corren esa carrera, pero las otras no. Las viviendas sociales no compiten por ser las más bonitas, sino porque tienen muchas fuerzas en juego. Por eso yo no esperaba este premio, porque las categorías por las que había que juzgarnos implicaban un cambio de paradigma. Las cosas han cambiado, tú antes ganabas el Pritzker habiendo hecho puros museos, hoy en día lo dudo”, agrega.
-¿Con qué se gana ahora?
“Con viviendas sociales, pensando ciudades como atajo a la equidad, con proyectos de espacio público, de transporte, con conflictos sociales y políticos. La Bienal de este año está llena de esos proyectos que exceden el ámbito de la arquitectura: proyectos de migraciones, conflictos religiosos. Hay muchos fenómenos en los que la arquitectura puede hacer una contribución”.
Alejandro Aravena y su equipo de Elemental han hecho viviendas sociales por 300 UF en Chile. Él dice que ese conocimiento servirá más que el que pueda tener un arquitecto en Londres, que no ha vivido nada similar, a la hora de hacerse cargo de algunos problemas urgentes, como la inmigración a Europa.
“Históricamente, la cultura se producía en el centro del mundo, Europa, y luego era importada a las periferias del planeta. Hoy se va a dar al revés”, señala.
-¿Le han pedido que trabaje en viviendas para inmigrantes europeos?
“No puedo decir mucho, pero tengo un par de e-mails de fondos de inversión de innovación de países desarrollados, de esos que se utilizan para armar un cohete que pueda ir a la Luna con gente normal o para descubrir una nueva vacuna de algo, que nos han preguntado ‘qué hacemos con los refugiados’. Y vienen y te preguntan en Chile: ‘¿Qué hacemos con 10 mil inmigrantes a la semana en Suecia?’. Eso es un cambio inmenso.
Con el pelo más desordenado que de costumbre, Alejandro Aravena habla del futuro, de las nuevas oportunidades de financiamiento que cree que tendrán algunos proyectos después del premio. De que espera no tener ahora que gastar todo su tiempo en convencer a los clientes de que él y Elemental son la mejor opción para el trabajo. Que ahora podrá preocuparse solo de meter el gol.
-¿Hay algo que le preocupe ahora más que antes?
“Sí, claro. Que este premio, más que darme libertad, termine transformándose en una responsabilidad”.
Pilar UrrejolaPresidenta del Colegio de Arquitectos
“El Pritzker equivale a tener al mejor arquitecto del mundo en Chile. Es un regalo para el país y vamos a celebrarlo. Desde mañana (hoy) tendremos pendones en el frontis del colegio para darles a conocer a los ciudadanos este logro de Alejandro Aravena. Él se ocupa de la vivienda social en Chile, y es capaz de crear un concurso de arquitectura internacional, con 500 oficinas participando, en proyectos de este tipo. Es un arquitecto de vanguardia”.
Sebastián GrayArquitecto y columnista
“Este premio deja a la persona en una cierta estatura, incluso diríamos en la historia. Se pone a la vista la arquitectura chilena una vez más, y en el caso de Aravena le devuelve a la arquitectura un sentido de responsabilidad social. No se le premia a él porque él sea una persona preocupada de los problemas sociales, sino que porque él pone a la vista que la arquitectura tiene, entre otras cosas, una dimensión social”.
Fernando Pérez OyarzúnArquitecto y académico UC
“El premio refleja la propia calidad de Alejandro, pero también el estado de una arquitectura en Chile que ha tenido un reconocimiento a nivel mundial. Alejandro se ha distinguido por buscar la conexión de la arquitectura con lo público. Eso pudo haber influido en el premio: la arquitectura no es solamente una cuestión estética, sino algo estructural que tiene relación con la calidad de vida en las ciudades”.
Enrique BrownePremio Nacional de Arquitectura 2010
“Este es un gran logro para la arquitectura chilena y para Alejandro Aravena, quien ha tenido una trayectoria internacional conocida. También para la U. Católica, donde él estudió y ha sido profesor. El hecho de abocarse a la vivienda social es importante porque es un tema urgente en América Latina. Es interesante que se haya retomado un tema que hace muchos años se abandonó. Se siguieron haciendo viviendas sociales, pero se repetía un modelo. Los arquitectos estaban pensando en otras cosas”.
José Cruz OvallePremio Nacional de Arquitectura 2012
“Los premios a veces son excesivamente profesionalizantes y se enfocan en obras materiales. Aquí, en cambio, se está premiando no solo una obra, sino una manera de pensar. En Alejandro Aravena hay que entender ‘obra’ como un discurso histórico que es inseparable de lo que él hace junto a sus proyectos, sus construcciones, su labor como jurado, su labor como docente y, sobre todo, un trabajo de orden teórico como un arquitecto de lo público”.