Vecinos relatan cómo es vivir en las casas diseñadas por Alejandro Aravena
Por M. Miranda, P. Riquelme, A. Lobo y C. Burgos.
Familias de Renca, Iquique y Constitución fueron las primeras en habitar estas residencias.
Hace unos años, hablar de una vivienda social era sinónimo de poco espacio, exigua movilidad y casi nula privacidad. Y aunque siguen habiendo ejemplos de este tipo de construcción en el país, varios centenares de familias tuvieron otra suerte al ser parte de uno de los proyectos de Elemental, la oficina dedicada a diseñar ideas de interés público, y que lidera el arquitecto Alejandro Aravena, recientemente galardonado con el Premio Pritzker, por la Fundación Hyatt de Estados Unidos.
“Lo que hicimos fue identificar factores que aumentaran de valor las casas: buena localización, una estructura que permita crecer, dimensiones de clase media y el espacio público. La vivienda social como inversión. Y ese fue nuestro mantra”, explicó Aravena a La Tercera luego de haber ganado el premio.
Ejemplo de esta premisa es el matrimonio compuesto por Isabel Molina y Manuel Espinoza, quienes hace unos ocho años recibieron una de las 170 viviendas del proyecto Elemental en Renca. Su casa triplicó los 28 m² de espacio inicial. “Yo venía del campamento (Lo Boza) y al principio me sentía un poco apretada, porque en mi antigua casa estaba acostumbrada a espacios más grandes. La miramos de lejos y pensamos que eran chiquititas. Les decían las casas chubi o los nichos, porque son angostas y altas, pero la verdad es que se pueden ampliar harto. Yo ahora estoy feliz”, describe Molina.
Ana Lamilla es dirigenta social de este conjunto habitacional y asegura que “nos costó mucho tener lo que tenemos ahora, porque tuvimos que buscar el terreno, los subsidios, aportes de privados y de los vecinos, nos tuvimos que agrupar en una coordinadora de campamentos y comités para la vivienda, y así empezamos a trabajar y logramos calificar para el proyecto”.
Cristian Martínez, arquitecto de Elemental, aclara que “las personas que viven en alguno de nuestros proyectos debieron cumplir los mismos requisitos que cualquier persona que quiere postular a un subsidio que ofrece la política habitacional del Ministerio de Vivienda. En ese sentido, Elemental no pone restricciones a sus postulantes. Nosotros somos diseñadores”.
Pero no todos están tan contentos con los diseños innovadores, ya que si bien el espacio tiene movilidad y se puede ampliar, eso depende de los recursos con los que cuenten los dueños de casa y el tamaño del grupo familiar. “Si bien tenemos una casa digna, este proyecto no significó necesariamente un mejor vivir para nosotros, ya que estamos muy hacinados, unos encima de otros y no hay privacidad, pero qué le vamos a hacer, así son las construcciones modernas”, cuenta Hernán Aburto, residente de unas casas ubicadas en Quinta Monroy, Iquique. Estas son diferentes a las de Renca, ya que se trata de dúplex (una sobre otra).
“Nos hemos tenido que acomodar como familia, porque somos varios. Tuvimos que reducir muebles, sacar cachureos y otras cosas más, pero al final estamos muy agradecidos, pues es nuestra casa. Esto es como vivir en comunidad y hemos tenido que aprender a ser más solidarios entre nosotros”, relata María Campos, también vecina del lugar.
Otro ejemplo son las viviendas diseñadas por Aravena están en Constitución, cuya consigna se basa en entregar la mitad de la casa terminada y la opción a aumentar metros cuadrados hacía el lado. Leticia Letelier tiene cuatro hijos y hasta hace poco vivían todos en una mediagua, tras el terremoto. Para ella el cambio fue positivo: “ahora estamos muy cómodos y felices, es un sueño cumplido, porque pudimos ampliar nuestra casa y creo que este premio es un gran reconocimiento para el arquitecto y un tremendo orgullo para nosotros”.
A estos proyectos se sumarán otros con 126 casas en Rancagua y 240 en Curanilahue y Arauco.