Veranear con baldes de agua de mar para el baño, camiones aljibe y bidones para beber
Por Bernardita Aguirre Pascal.
La sequía empeora la situación de desabastecimiento en las playas:
Balnearios como Maitencillo, Laguna Verde y Huentelauquén se abastecen con camiones aljibe, porque no tienen compañías de agua potable que les den el suministro, ni tienen pozos suficientes. La situación se ve agravada por la llegada de nuevos loteos y proyectos inmobiliarios, que según los veraneantes más antiguos amenazan con quitarles lo poco que tienen.
“En Año Nuevo en Maitencillo hubo varias casas sin agua. Mi casa está frente a la playa La Caleta y se quedó sin agua el 31”, cuenta Javiera Allendes, que veranea en Maitencillo en una casa que tiene su familia desde el año 50.
Ella comenta que el agua hace diez años abundaba en este balneario de la V Región y que su casa, que comparte un pozo con otras tres de familiares, tenía agua de sobra que escurría hasta la playa, donde los caballos con que los pescadores tiraban los botes bebían.
Ahora en verano el pozo no tiene más de 50 centímetros de agua. El año pasado compraron un estanque que intentan llenar yendo cada una hora a encender un motor por minutos, antes de que empiece a chupar arena. Cuando el pozo se agota y se quedan sin agua, ya van tres veces desde el 1 de enero, usan agua de mar para tirar la cadena del baño y esperan la llegada del camión aljibe.
“Viene como a las once de la noche, porque las calles son de una vía y no se pueden cerrar con el camión. Olvídate los tacos que se arman en Maitencillo”, cuenta Javiera, quien agrega que incluso tiene parientes que no han podido arrendar sus casas por la falta de agua.
Ximena Contreras pasó la noche de Año Nuevo 64 kilómetros más al sur, en Laguna Verde, y tampoco tenía agua potable. “Aquí no hay agua porque no llega ninguna compañía y eso que estamos en la comuna de Valparaíso, y tampoco se pueden hacer pozos. Todos los del sector alto compramos agua a unas camionetas que nos traen. Cobran $9 mil por los mil litros y dos días después de Año Nuevo tuve que pagar $5 mil adicionales porque había demasiada demanda”, cuenta Ximena.
Duchas a la carrera, tardes esperando el camión aljibe en vez de ir a la playa, bidones que van y vienen de Santiago y baldes con agua de mar para tirar la cadena, son parte del veraneo en distintos balnearios que no cuentan con una compañía de agua potable.
La situación se ve agravada por la sequía, que hace más difícil que las sanitarias amplíen sus áreas de concesión a nuevas ciudades y la presión inmobiliaria sobre los balnearios.
Las empresas deben asegurar el suministro con inversiones
Mientras en Santiago el metro cúbico de agua cuesta $344, hay playas como Algarrobo, El Quisco o El Tabo donde supera los $1.000. Y el sobreconsumo, cobro mayor que hacen las sanitarias a los clientes que superan el consumo promedio anual, llega a más de $5 mil en algunas playas (ver infografía).
Es que llevar el agua a los balnearios significa una mayor inversión y cuando una empresa tiene una concesión debe asegurar el suministro y hacer los gastos necesarias para satisfacerlo.
Esto que es una seguridad para quienes viven en áreas concesionadas, dificulta que una empresa llegue a nuevos clientes, sobre todo en un escenario de escasez hídrica como el que vivimos.
En Esval cuentan que para enfrentar la sequía en los últimos cinco años suman entre gasto e inversión más de $30 mil millones. Adicionalmente, en inversión para la renovación y mantención de redes, en 2015 superaron los $22 mil millones, cuenta su gerente general, José Luis Murillo.
En Aguas del Valle, compañía que abastece ciudades y balnearios de la Región de Coquimbo, entre 2014 y 2015 han invertido en el plan de desarrollo más de $53 mil millones. Además, han hecho inversiones adicionales por más de $46 mil millones para enfrentar la sequía y elevar sus estándares, explica su gerente regional, Andrés Nazer.
Las empresas analizan opciones de nuevas áreas de concesión, pero dicen que antes de crecer es necesario considerar el contexto hídrico que vive el país. “Las áreas que abastecen Esval y también Aguas del Valle presentan un déficit de precipitaciones de 40% promedio en los últimos cinco años”, advierte José Luis Murillo.
Es difícil que las compañías de servicios sanitarios entren a nuevos balnearios. De hecho, la comunidad de Maitencillo, por donde Esval pasa por la puerta con el agua que lleva desde el Aconcagua a Zapallar y Papudo, lleva más de cinco años pidiendo la entrada de la sanitaria. Recién a fines de octubre del año pasado, Esval pidió la concesión a la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) para este balneario y esperan comenzar próximamente con las obras.
Falta de agua hace que vecinos se opongan a nuevos proyectos
En Los Molles, balneario ubicado al norte de la Región de Valparaíso, el problema ha sido la mala calidad del agua, que llevó a la SISS a caducar la concesión a la empresa Los Molles. Desde marzo del año pasado, la concesión la tiene la empresa San Isidro, que también abastece al balneario de Pichidangui.
“Aquí yo abro la llave y me sale una sierra y un jurel, el agua es salada”, cuenta indignado Esteban Vergara, vocero de la agrupación Protege Los Molles, quien dice que esta situación empeora en verano.
Coincide el alcalde de La Ligua, comuna en la que se ubica el balneario, Rodrigo Sánchez, quien dice que tiene antecedentes de que el agua no está siendo de la calidad que debería.
En la empresa de Servicios Sanitarios San Isidro dicen que el abastecimiento de Los Molles es normal durante 24 horas del día, para las 908 viviendas que están en su zona de concesión, con 20 litros por segundo. Explican que habilitaron dos nuevas norias y se puso en marcha la totalidad de la planta de osmosis inversa, que sirve para remover los cloruros que le daban sabor salobre al agua. “En la actualidad, el agua suministrada cumple con la norma. Los análisis no han detectado metales pesados”, explican en la sanitaria.
Pero los vecinos dicen que no es así y temen por la llegada de nuevos proyectos inmobiliarios al balneario, lo que podría empeorar su situación.
En octubre presentaron un recurso de protección en la Corte de Apelaciones de Valparaíso en contra de la Municipalidad de La Ligua, por permisos de edificación, según ellos irregulares, con los que buscaban detener el conjunto de edificios Bordemar, que dicen están sobre un humedal, en zona inundable en caso de tsunami y amenazaría el suministro de agua potable del balneario.
El alcalde de La Ligua aclara que el recurso de protección fue desestimado por la corte. “Pedimos un pronunciamiento a Bienes Nacionales (para saber si el terreno era zona de conservación) y nos dijeron que no está gravado como tal. Observamos lo que decía el plan regulador y permite algún tipo de construcción, por lo tanto, no podíamos negarlo”, advierte Rodrigo Sánchez.
La preocupación de Esteban Vergara aumentó hace 20 días, cuando apareció la sala de ventas de un segundo proyecto inmobiliario: Costanera del Mar, que traería a la zona nuevos departamentos y se promociona con “vastas áreas verdes y piscina”.
En Aguas San Isidro señalan que dieron factibilidad de servicios sanitarios a dos proyectos inmobiliarios de edificios de departamentos en Los Molles y que este año se construirá la planta presurizadora y la planta de tratamiento de aguas servidas, lo que permitirá eliminar la fosa séptica y sanear los edificios en construcción.
En Maitencillo hay proyectos inmobiliarios detenidos
En Maitencillo la falta de agua potable ha hecho a los vecinos enfrentarse a dos grandes proyectos inmobiliarios y han logrado detener su construcción.
El vocero del Movimiento Comunitario No a Costa Laguna, Michael Oettinger, es parte de los vecinos de Maitencillo que se organizaron para conseguir agua potable para el balneario y oponerse a proyectos inmobiliarios que ellos consideraban que afectarían su suministro. Desde 2013 están contra el proyecto Costa Laguna, que se levantaría sobre el balneario al norte de Marbella y contempla 21 edificios de tres pisos, con 300 departamentos y una laguna de 2,3 hectáreas, de Crystal Lagoons.
Aunque el proyecto contaría con derechos de agua, los vecinos de Maitencillo han hecho una serie de presentaciones para detenerlo, pues aseguran que éste agotaría la poca que tienen los pozos de los que se abastecen.
“El proyecto está detenido. A estas alturas, el proyecto estaría en completo funcionamiento”, dice Michael Oettinger, quien explica que aún no se comienza a construir porque la Seremi de Salud de Valparaíso no ha aprobado el plan de agua potable y alcantarillado. Al consultar en ventas de inmobiliaria Besalco explican que el proyecto está stand by, en etapa de solicitud de permisos.
Según el dirigente vecinal, también problemas de agua los han enfrentado al proyecto inmobiliario que se levanta en el sitio del hotel Las Rocas, en la playa El Abanico, que hoy está detenido porque la Contraloría dictaminó que no tenía un permiso de construcción vigente.
Punta Puertecillo espera aprobación de Seremi de Salud
En Puertecillo, el balneario de la comuna de Litueche en la VI Región, también se ha sentido la falta de agua en enero, sobre todo en el sector del pueblo donde hay unas 40 casas de pescadores y algunos surfistas, que se abastecen con pozos que son alimentados por vertientes que bajan del cerro.
En este balneario se levanta un exclusivo loteo de 300 sitios de 5 mil metros cada uno, ubicados sobre esta playa. Si bien cuando los sitios salieron a la venta a fines de 2013 se estableció agosto de 2014 como fecha de entrega, hoy, aunque los caminos del loteo y los estacionamientos están listos, aún no se ven casas en construcción.
En la inmobiliaria aseguran que “el proyecto tiene suficiente caudal de agua para abastecer las viviendas, en una cantidad de metros cúbicos que fue acordada con los propietarios y que ellos estimaron como suficiente”. Agregan que están tramitando la aprobación del proyecto de agua ante la Seremi de Salud.
Sin agua potable las casas no se pueden construir (ver recuadro).
Hay balnearios donde la única opción son los camiones aljibe
En Laguna Verde, 12 kilómetros al sur de Valparaíso, Ximena Contreras cuenta que ella se construyó su casa el año pasado, sabiendo que no habría agua, pero nunca se imaginó que la situación sería tan complicada.
“Me decían que era probable que llegara Esval y no ha pasado nada, entonces me puse en contacto con un comité de Agua Potable Rural que no funcionó, porque para la gente de aquí es un negocio vender el agua”, dice Contreras.
En Esval aclaran que Laguna Verde no está en su área de concesión.
El plan regulador califica la zona como forestal y turística y su uso de suelo no permite levantar viviendas ni subdividir las parcelas de 5 mil m2. Ahí no puede existir agua potable, alcantarillado ni energía eléctrica.
En Huentelauquén hay otro balneario de 343 sitios de 5 mil metros que se abastece con camiones aljibe. “El camión se demora uno o dos días en llegar. Yo tengo dos estanques de 2.500 litros cada uno y duran entre siete y diez días. No es agua potable y cuesta entre $25 mil y $30 mil llenar los dos estanques”, cuenta una veraneante.
EN VERANO el consumo en algunos balnearios aumenta hasta 40%.
LA ESCASEZ hídrica hace difícil que las sanitarias entren a nuevos balnearios.
No hay permiso de edificación sin que la casa tenga sistema de agua potablePara que un proyecto inmobiliario o una casa tenga permiso de edificación para construirse es indispensable que tenga factibilidad de agua potable.
Si la construcción se levanta en un terreno urbano o donde hay una empresa de servicios sanitarios, es ésta la que entrega la factibilidad de agua potable y la que fija las condiciones de abastecimiento, explican en la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS).
Si la casa está en un sector rural o en uno urbano que no cuenta con una empresa sanitaria que entregue agua puede tener un servicio particular de agua potable o un servicio otorgado por el urbanizador con una fuente propia como río, pozo, estero. En ambos casos el sistema debe estar autorizado por el Servicio de Salud, dicen en la SISS. Los camiones aljibe no aparecen como una alternativa de abastecimiento.
En el servicio sostienen que quienes velan por que no se construya una propiedad sin factibilidad de agua potable son las direcciones de obra municipales, que son las que entregan los permisos de edificación para construir.