Lanzan nuevo programa habitacional para evitar despoblamiento de zonas rurales del país
Plan para construir y mejorar viviendas busca favorecer a 2,1 millones de personas que viven en comunas aisladas:
Subsidio podrá superar los $20 millones y también financiará la habilitación de un recinto productivo, como invernaderos, para asegurar la sustentabilidad económica de las familias.
Manuel Valencia En los últimos 20 años, la emigración de chilenos que vivían en zonas rurales hacia las ciudades se profundizó como nunca antes. Según un trabajo del Instituto de Estudios Urbanos de la UC, en dos décadas las capitales regionales crecieron 20%, mucho más rápido que el 12% en que se expandieron las mismas regiones.
Así, unas 40 mil viviendas están abandonadas en la zona rural y según la Casen 2013, 35.987 presentan un avanzado deterioro. Por otra parte, hay 42.224 familias del agro que requieren casas, porque viven como allegadas o arrendatarias.
Pese a toda la evidencia anterior, el Estado no contaba con una política para asegurar la permanencia de las familias en áreas rurales. Hasta 2009 existió un plan que terminó fracasando por falta de interés e incapacidad financiera de las constructoras. Así, la única forma de darles una casa era insertándolas en comités de vivienda en ciudades cercanas, lo que acrecentaba la migración.
Para resolver el vacío, el Gobierno lanzó una nueva política de habitabilidad rural, que busca frenar el éxodo hacia las ciudades. Este plan permitirá entregar hasta cerca de 800 UF ($20 millones) a las familias para construir o mejorar viviendas en zonas aisladas o localidades rurales de menos de cinco mil habitantes. También permitirá dotar de servicios básicos a las casas y construir un recinto productivo adjunto, como invernaderos, chancherías, quioscos de mermelada, entre otros, con el propósito de asegurar la sustentabilidad económica de las familias.
El programa, que exige un ahorro de hasta $1.250.000, se iniciará este año con la entrega de 2.322 subsidios en 53 comunas como Chimbarongo, Lolol, San Fernando, Pelarco, Cañete, Quillón, Carahue, Melipeuco, Paillaco, San Juan de la Costa, entre otras caracterizadas por su alta ruralidad.
“El desarrollo territorial y urbano debe ser armónico. Tenemos que favorecer el poblamiento en sus distintas escalas, que haya instrumentos adecuados para que el hábitat sea de buena calidad. Además, es necesario que exista la conectividad necesaria para que quienes vivan en estas zonas aisladas puedan encontrar un lugar relativamente próximo para la resolución de sus necesidades, como salud o educación”, afirma la ministra de Vivienda y Urbanismo, Paulina Saball.
Una de las características llamativas del plan es que las familias beneficiarias participan del diseño de las viviendas y pueden escoger entre materiales como la piedra o la madera (ver fotografías).
Plan para intervenir pequeñas localidadesEl subsidio de habitabilidad rural se complementa con otro programa en formación, que permitirá mejorar espacios comunitarios en pequeñas localidades. El plan maestro, que operará de forma similar al programa Quiero Mi Barrio (con la participación de las familias en el diseño de las obras, según sus necesidades), buscará formular mejoras en calles, plazas, costaneras y otros espacios. “Nuestra idea es generar instrumentos de inversión urbana que permitan dejar atrás la idea de que la única forma de resolver sus necesidades es en la ciudad. Lo que buscamos es evitar que las personas se vean obligadas a emigrar”. El plan de pequeñas localidades buscará favorecer asentamientos de menos de 10 mil habitantes. Este año se concretará un plan piloto en San Juan de la Costa y luego se trabajará en una zona por región.