Columna El Observador Urbano: Tiempos nuevos en Puente Alto
Bajos de Mena es la realidad oculta detrás del Premio Pritzker a Alejandro Aravena, cuyo aporte brilla mejor cuando se advierte que hay detrás una realidad muy necesitada de innovaciones, como la de Puente Alto. Su mayor población, Bajos de Mena, alguna vez calificada de “vertedero habitacional”, es la dimensión olvidada, el territorio de las leyes propias, lo que Vicuña Mackenna habría calificado de “potrero de la muerte”.
Es el Chile que dejó a la vista el aluvión del 97, el de las casas de plástico, evidencia que generó, gradualmente a través de los tres gobiernos anteriores, una mejoría en los estándares, menor densificación y mayor conciencia de la necesidad de incorporar equipamiento.
Ahora, al fin le toca a Bajos de Mena. Se comenzó a construir la primera comisaría para sus 125 mil habitantes, la que será parte del Barrio Cívico que tendrá el lugar, con Bomberos y Registro Civil, tras la demolición de las inútiles casas de El Volcán II. Obra fundamental, cuando se reclamó que ni la policía quería entrar ahí. No bastaba con reconstruir las viviendas o, como se hizo en sectores, demoler y levantar otras. Igual faltaban infraestructura, áreas verdes, seguridad, espacios públicos; “hacer ciudad”.
En la escala de la comuna, entonces, es una buena noticia ver que Puente Alto, además, tendrá al fin su centro cultural, luego de diez años de avances y retrocesos, diseñado por Cazú Zegers. El proyecto partió bien, en la casona que fuera del ex alcalde Juan Estay, donde Zegers, una de los arquitectos más destacados del país, intervino para crear espacios, como un anfiteatro para 500 personas y un teatro para 300 asistentes. Eso sí, lamentablemente, bajaron los presupuestos, se disminuyó el terreno y hubo que rediseñar el teatro para hacerlo subterráneo.
El desafío que sedujo a la profesional es que si hay un área de escasos o nulos equipamientos en Santiago, si hay una comuna que requiere lugares donde la gente pueda encontrarse, es Puente Alto.
Con 2.300 metros cuadrados que se inauguran este año, será el centro de mayores dimensiones en el Gran Santiago sur, y contará con seis mil metros cuadrados de áreas verdes. Se concibió para atender a dos mil personas en actividades simultáneas, y por ello, servir no solo a Puente Alto, sino también a San Bernardo, La Florida y La Pintana. Por lo mismo, la mayor parte de los fondos fueron aportados por el gobierno regional.
La ubicación es óptima, al margen del valor histórico patrimonial de la casona del ex alcalde Juan Estay Ipinza (que lideró Puente Alto, entre 1934 y 1937), en plena esquina de Eyzaguirre con Pie Andino; de ahí podrá integrarse a una ruta que culminará en el Pueblito de Las Vizcachas, turístico artesanal con granja educativa y restaurante, más laguna navegable de siete mil m {+2} , cuya primera etapa ya se inauguró.
Como todo en el mundo poblacional, lo que ahora está en juego es la calidad, como los habitantes lo han demandado.