A casi un año de la gratuidad de los museos: ¿Ven más exposiciones los chilenos?
Desde marzo de 2015, los museos estatales tienen entrada gratuita. Entonces, se proyectó que el público total crecería hasta un 30% al año. Aumentó solo un 5%, lo que indica que hay tareas pendientes.
Todos los sábados y domingos, un abuelo y su nieta cruzan la puerta del Museo de Historia Natural de Valparaíso. Siempre al mediodía. Miran un poco la exposición y se apuran para entrar a la sala de lectura. Compartir ahí algún libro ya es su rito. Comenzó en marzo del año pasado, cuando se eliminó el cobro de entrada -$600 y $300, para adultos o niños- en los 26 museos de la Dibam. Desde entonces hasta ahora, comparando las cifras de 2014 y 2015, el museo porteño ha recibido un 27% más de visitas. Pasó de 128.318 a 163.098. Y su director (s), Sergio Quiroz, habla especialmente de ese hábito familiar, porque da luces sobre cómo ha cambiado la relación entre museo y público.
“El pago por ingresar constituía una gran limitación. Ahora una familia puede venir cuanto quiera, y eso, a la vez, nos obliga a ser innovadores, porque va a llegar un día en que conozcan mucho la muestra y ahí deberemos seguir conquistándola”, apunta Quiroz. Y si su experiencia con la gratuidad ha sido buena, para otros ha sido aun mejor, al contrastar los resultados entre marzo y noviembre de 2014 y el mismo lapso de 2015. Es el caso del Museo de Antofagasta, que pasó de tener 19.872 a 33.457 visitantes (un 68% más), y el Museo Gabriel González Videla (MGGV), cuyo público creció en un 67%, llegando a los 15.349 asistentes al año. Ambos encabezan el ranking de los que más han aumentado su convocatoria.
“Las cifras de regiones son nuestro aliciente”, dice Ángel Cabeza, director de la Dibam. Y explica: “Las determinan varios factores. Primero, un creciente interés regional por acceder a nuevos servicios culturales. Influye igual la programación; por ejemplo, en 2015 el MGGV tuvo dos muestras con gran éxito, como la de Sergio Larraín. Algunos museos se usan como salas de clases o centros culturales, lo que amplía la base de público y genera una sinergia”.
También el Museo de Sitio Castillo de Niebla ha superado marcas. “Si en la segunda quincena de enero de 2015 tuvimos 29.000 visitas, en el mismo lapso de este año llegamos a las 46.600”, comenta su director, Ricardo Mendoza. Pero a lo largo del país la realidad es sumamente dispar, y hay instituciones que bajaron su convocatoria. En Santiago, por ejemplo, mientras el Museo Histórico Nacional tuvo casi un 50% más de público que en 2014, el Museo Nacional de Bellas Artes generó menos interés, y perdió 40 mil espectadores. Lo mismo pasó con el Museo de Artes Decorativas -registró un 64% menos de asistentes en 2015-, pero porque estuvo meses cerrado. Y, en regiones, bajas marcas tuvieron también el Museo Regional de Atacama y el del Limarí, con un 19% y un 11% menos de visitas.
Esos efectos disímiles son los que determinan que la suma del público de los 26 museos de la Dibam no arroje tan buenas cifras. En marzo del año pasado, cuando se anunció la gratuidad, Ángel Cabeza proyectó que el público total crecería entre un 20% y un 30%. Pero, según recuentos de la Dibam, hasta ahora el incremento ha sido solo de 5%. Si, entre marzo y noviembre de 2014, 1.538.041 recorrieron los museos estatales, 1.624.113 lo hicieron en el mismo lapso de 2015.
¿Qué pasó? “Hay circunstancias particulares que pueden producir variaciones en las cifras globales -explica Cabeza-, pero lo que realmente nos motiva es eliminar las brechas de acceso al patrimonio y la cultura, lo que no será inmediato”. Y el director añade que de todas maneras desde la Dibam “se evalúa positivamente esta política de gratuidad a casi un año de su implementación”, y advierte que no hay que olvidar, por ejemplo, “que, por el terremoto, el Museo Gabriela Mistral de Vicuña pasó meses cerrado”.
Otro punto a evaluar, pero más bien cualitativo, es la diversificación de los espectadores. “En nuestro caso -dice Ivo Kusmanic, director del Museo de Antofagasta- ahora recibimos prácticamente a todo tipo de público. Bastantes jóvenes y adultos de escasos recursos, que anteriormente no entraban por el cobro”.
No obstante, el 5% de incremento que se registró en 2015 indica que para todas las regiones, y quizás especialmente para la Metropolitana, hay tareas pendientes. “Estamos conscientes de que no basta con la gratuidad para atraer a la ciudadanía -concluye el director de la Dibam-. El fenómeno del acceso a la cultura depende de otras variables, como el nivel educacional de quienes acceden (o no) a los servicios. Esto debe ser entendido como un fenómeno complejo, que nos conmina a trabajar en propuestas globales y en alianzas con otras entidades públicas”.