Las prohibiciones que regulan el uso de las playas chilenas
Municipalidades con balnearios establecen ordenanzas con distintas reglas. No cumplirlas acarrean multas de hasta $ 220 mil.
Si bien acudir a una playa es sinónimo de esparcimiento y diversión, existen varias normas que los veraneantes deben cumplir al ingresar a una de ellas. De hecho, transgredir alguna de estas reglas, impulsadas por cada municipalidad donde se ubican los balnearios, puede acarrear multas que fluctúan entre 1 y 5 UTM (desde $ 44 mil hasta $ 220 mil).
Acampar en la arena, realizar una fogata, beber alcohol o entrar con vehículos son algunas de ellas, pero también existen otras menos conocidas, como llevar un cooler (nevera), lavar la loza o hacer una actividad cerca del hábitat de los animales. Según los alcaldes, las medidas, generalmente, son cumplidas. “Desde que se dictó la normativa, y se pusieron carteles de información acerca de las actividades no permitidas, tomó pocos días para que las personas dejaran de hacerlas por la multas”, señala Salvador Urrutia (PRO), alcalde de Arica, localidad que tiene una de estas ordenanzas.
Estos dictámenes municipales son fiscalizados por inspectores y, en algunos casos, cuentan con la cooperación de funcionarios de la Armada y Carabineros.
Juan Cerda, veraneante de Arica, señala que “la gente obedece las ordenanzas. Se nota, porque se ven limpias las playas y no hay desorden”.
En la comuna de Zapallar, por ejemplo, explican que el año pasado se cursaron ocho partes, mientras que esta temporada ya van nueve. Según informó el municipio, en el sector está prohibido, entre otras cosas, el ingreso con un cooler, una mascota, instalar una carpa y botar basura. “Tratamos de cumplir todas las normativas. Las personas si están acá tienen la obligación de conocer las ordenanzas”, comenta el alcalde, Nicolás Cox (RN).
En Arica existen ordenanzas que protegen el medio ambiente. En el sector de Puntilla de Chinchorro, donde habitan tortugas marinas, y en la desembocadura de Río Lluta, donde anidan aves, están prohibidas las actividades que pongan en riesgo los ejemplares. También está prohibido el ingreso de mascotas, botar basura, hacer camping y fogatas. “Chile va a empezar a proteger las playas, no sólo porque haya tortugas o aves, sino porque son un área verde y no es bueno que se hagan actividades contaminantes”, agrega Urrutia.
La autoridad añade que hay una excepción a estas reglas en el borde costero norte de la ciudad, en la playa Las Machas, donde existe un área de un kilómetro en que está permitido acampar, hacer fogatas e ingresar vehículos.
Conductas sancionadas
Más hacia el sur, en Pucón, recién este año se aprobó una ordenanza para el uso de las playas. Carlos Barra (RN), alcalde de la comuna, señala que antes se realizaban sólo operativos sin multas. Ahora, la lista de actividades prohibidas es amplia: lavar objetos con detergentes; aseo personal; cocinar; pintar y atentar contra cualquier infraestructura pública o instalación privada de los concesionarios; ingresar con producto en envase de vidrio; la circulación de automóviles y navegación deportiva. Según informó la municipalidad, en lo que va del verano llevan alrededor de 30 multas por casos de camping. “La ordenanza ayuda al orden de todas las actividades en las playas”, argumenta Barra.
En la comuna de Santo Domingo existen restricciones vinculadas a actividades deportivas y de juegos, así como aparatos de sonido que superen los niveles establecidos. Además, se prohibe la pesca desde las 10.00 a las 21.00 horas, la publicidad, aseo personal, camping y rayados. “Hemos tenido una excelente respuesta de nuestros vecinos y visitantes que han cumplido sin reiterar las faltas. No ha sido necesario proceder a las multas”, dice Fernando Rodríguez (Ind), alcalde de la comuna.
En Coquimbo, aseguran que el año pasado se cursaron 200 multas y actualmente la cifra va en 50. En esta ciudad no se puede hacer secado de algas y acopio de especies durante todo el año. Tampoco se permite la circulación de vehículos mecánicos, de tracción humana o animal. “Estas ordenanzas tienen como objetivo ofrecer unas mejores condiciones para los veraneantes y los vecinos”, menciona Cristián Galleguillos (DC), alcalde de la ciudad.
Un monto parecido de multas cursadas en Coquimbo tiene Pichilemu, que todos los años cursa aproximadamente 250 multas en época estival. Ahí se prohibe la circulación de caballos de arriendo y todo tipo de juego con balón. “Hay que regular el uso de las playas, porque hay gente que cree que porque está de vacaciones puede hacer lo que quiera y con el derecho de pasar a llevar a medio mundo”, dice Roberto Córdova (PS), alcalde de Pichilemu.