Transantiago: el 28% de la flota cumple 10 años y amplían fiscalización por mantenimiento
Promedio de antigüedad de buses del sistema es de seis años y ocho meses.
Cuando ya se estudian las bases de licitación para los nuevos contratos de las empresas operadoras del Transantiago -y a semanas de que se cumpliera el noveno aniversario del sistema- la flota que circula por la ciudad comienza a revelar su desgaste.
Sin ir más lejos, el 28% de los buses tiene diez o más años de funcionamiento, a pesar de que desde 2012 se ha renovado el 30% de las unidades. Los vehículos anteriores al inicio del sistema son, en su mayoría, auxiliares, es decir operan en casos de contingencia.
“El desgaste de las máquinas es notorio, especialmente en los buses orugas, que cumplen una década este año y los fines de semanas son prácticamente desmantelados en los estadios”, describe Sergio Fariñas dirigente sindical y conductor de Subus.
Según la Dirección Metropolitana de Transportes, la vida útil de los vehículos está relacionada con dos variables establecidas por contrato: kilometraje máximo y la antigüedad, beneficiándose a las máquinas con tecnología menos contaminante. Un vehículo con motor híbrido (diesel y eléctrico) tiene una edad tope de 15 años y puede recorrer 1.800.000 kilómetros, mientras que uno que funcionan sólo a diesel debe abandonar el parque a los 12 años o tras superar el millón de kilómetros.
“Lo que se cumpla primero es lo que determinará el momento en que un vehículo debe salir del sistema (…). Además, hemos generado incentivos, como por ejemplo, al incorporar flota más nueva y con menores emisiones contaminantes, se extienden los contratos de las empresas”, comenta Guillermo Muñoz, director del Transporte Metropolitano.
De acuerdo a fuentes de las empresas operadoras del sistema, este año deberán ser renovadas 952 buses, 524 de estos articulados, por alto nivel de emisiones, mal estado mecánico y agotamiento de la vida útil. Entre 2017 y 2018 el recambio sumaría 650 otras máquinas.
Mantención y multas
Sin embargo, Muñoz agrega que más importante que la antigüedad de los vehículos es la mantención que reciben. “Algunas empresas tienen buses con al menos siete u ocho años de utilización, pero que se mantienen operativos con altísimos estándares. Por contraposición, hay máquinas con menor antigüedad, pero que no son mantenidas correctamente, lo que nos obliga a ser más drásticos al momento de fiscalizarlas”, dice.
Por ejemplo, la empresa Subus, que posee una flota con siete años de antigüedad, redujo su tasa de averías por cada 100 mil kilómetros de 2,07 en 2013 a 1,09 en 2015.
De acuerdo a la coordinación del sistema, desde 2014 a la fecha se han cursado 11.383 multas, correspondientes a controles e indicadores, y cada mes se revisa una muestra cercana al 8,3% de la flota para analizar el estado de los vehículos. La sanción por este ítem contempla descuentos hasta los $ 55 millones.
“A partir de una auditoría pudimos detectar las empresas y los servicios con mayor tasa de falla. Por ello, iniciamos durante febrero, un fiscalización sorpresa en los terminales más críticos, lo que ha significado el reemplazo inmediato de las máquinas antes que puedan continuar su recorrido”, agrega Muñoz.
En esa línea, Louis de Grange, experto en transportes de la U. Diego Portales, asegura que una forma de reducir las fallas es incentivando que existan empresas más pequeñas, donde existe un mayor compromiso y una mayor competencia por el mantenimiento. “Una empresa grande, debido al tamaño, sabe que no le pueden quitar la concesión”, sostiene.