Lección de lo sucedido en el humedal del Yali
Hace unos días Conaf presentó un recurso de protección por daño ambiental en el humedal del Yali debido al agotamiento total de las aguas de la Laguna Matanza. El Yali es uno de los tres acuíferos de reconocimiento internacional por su riqueza en materia de biodiversidad.
Los humedales en el mundo se encuentran bajo permanente amenaza de la depredación humana, investigaciones recientes indican que desde 1900 se ha destruido más del 64 % de los del planeta, afectando de mayor forma los humedales urbanos debido al crecimiento de las áreas de expansión, no sólo por la ocupación espacial sino por la mayor densificación del área sin los debidos resguardos ambientales.
La situación que enfrenta el Yali no es ajena a otros que albergan especies únicas y se constituyen en importantes sistemas de aguas, verdaderos riñones que mejoran la calidad de los afluentes. Cabe preguntarse porqué se llega a una situación en que la reacción es posterior a un daño difícil de reparar, en que nuestro marco normativo no cuenta con herramientas que permitan la adecuada preservación y abran espacios a la restauración y conservación con mecanismos inteligentes que permitan su sustentabilidad.
Existen Humedales emplazados en áreas privadas de incalculable aporte ambiental, sin embargo su régimen de propiedad es un obstáculo para la inversión pública en ellos, en sentido contrario también hay áreas de gran interés público dónde la implementación de modelos de inversión privada podrían contribuir a su restauración y mantención, además de desarrollar modelos de gestión que permitan crear la infraestructura necesaria para su uso en materia de educación, turismo, fomento productivo y otras . Es importante avanzar en modernizar mecanismos de compensación y mitigación ambiental que permitan invertir en estas zonas de manera prioritaria, asimismo impulsar la participación privada bajo un régimen de propiedad que atienda a los fines patrimoniales, ambientales, culturales como también al desarrollo de servicios que hagan que el humedal cuente con los recursos necesarios para su desarrollo. Por lo mismo es importante que exista capacidad para asignar y constituir derechos prioritarios en beneficio del privado o público que administre o sea propietario de un humedal a fin de que garantice su conservación, resguardando el balance hídrico que da configuración a sus espejo de agua, sólo así el rol protector estará garantizado ya que de otra forma dependeremos de las siempre insuficientes y usualmente reactivas fiscalizaciones de la autoridad para que no suceda lo que hoy tenemos que lamentar en el Humedal del Yali.