Falta de infraestructura y convivencia vial impactan en uso frecuente de la bicicleta
La deficiente infraestructura en ciclovías y los problemas de convivencia vial con automovilistas y peatones, han impactado en el uso frecuente de la bicicleta. Esto, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación para la Sustentabilidad de la U. Andrés Bello, que señala que un 31% de los consultados asegura utilizar este medio una vez por semana, cinco puntos porcentuales menos que en 2014.
Por otra parte, quienes dijeron nunca andar en bicicleta son un cuarto de los encuestados, misma cifra que el año anterior, y las principales razones son no tener una bicicleta o considerar este acto como inseguro. (ver infografía).
¿Por qué ocurre esto? Los mismos encuestados en el sondeo apuntan a las ciclovías. La mayoría de las personas considera que la cobertura en Santiago es insuficiente, un 47% la califica como “regular” y un 29% “mala”. Además, un 16% considera peligroso usar la bicicleta como medio de transporte frecuente, ya que existen problemas de convivencia con los usuarios de autos.
Hernán Silva, experto en Movilidad Sustentable de la consultora Urbanismo y Territorio, explica que “antes se pensaba que cobertura era sólo construir el máximo de kilómetros posible de ciclovías. Muchas veces sin importar la calidad de lo construido, y sobre todo si se conectaba con la red existente (…). Hoy el concepto de cobertura está necesariamente asociado a generar ciclovías de alta calidad y conectadas entre sí”.
Respecto a las razones para sí utilizar este medio, la salud es una de las principales motivaciones. Según el estudio, aumentó en 10% las personas que argumentan que usan la bicicleta para hacer ejercicio mientras van al trabajo. Julio Villalobos, director del Centro de Logística y Transporte de la U. Andrés Bello estimó que esto refleja que “en general, el argumento medioambiental para utilizar la bicicleta es de poco peso, pareciera que hay una razón de salud por sobre otras cosas, por lo que las políticas públicas deberían tomar eso en cuenta”.
Cristóbal Galbán, académico del departamento de Ecología y Diversidad de la misma universidad, agrega que el público que usa de forma frecuente la bicicleta es “la población joven. Lo consideran más sano y les hace más sentido, muchas veces hay también una razón económica detrás”.
Convivencia vial
En agosto del 2015 el Ministerio de Transportes presentó un proyecto para modificar la Ley de Tránsito y mejorar la convivencia vial, reduciendo el máximo de velocidad en zona urbana de 60 a 50 kilómetros por hora y normar la relación entre el automóvil, la bicicleta y la caminata.
El ministro Andrés Gómez-Lobo anunció la semana pasada que se le puso urgencia a la iniciativa. “Esperamos tramitarlo rápidamente este semestre (…). Nuestra Ley de Tránsito fue pensada, hace muchos años atrás, para el automóvil y no toma en cuenta que las ciudades han cambiado y que hoy tenemos otro modo, como la bicicleta, que también es muy importante”, dice la autoridad.
Lluís Vidal, ingeniero civil experto en movilidad y diseño urbano, comenta que es imperioso mejorar la educación cívica, “no únicamente de los automovilistas, sino también del ciclista y peatones”.
Por su parte, el Intendente de la Región Metropolitana, Claudio Orrego sostiene que “la ciudad de Santiago está hecha para el automovilista, en otras palabras, está hecha contra el ciclista y el peatón. Por esta razón, el objetivo que nos hemos trazado como Intendencia Metropolitana es que cada día más personas se suban a una bicicleta, pero de forma segura”.