“Los hechos geográficos de la ciudad vuelven a ser reconocidos como hitos”
Emilio de la Cerda, director de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica y parte del directorio de Fundación Santiago Cerros Isla, dice que el rescate de estos hitos geográficos es de gran importancia para la ciudad, porque tienen el potencial de convertirse en espacios públicos donde coexista la naturaleza y la vida comunal.
¿Cuál es la relevancia de estos sitios?
La importancia es que hacen aparecer un sistema de espacios verdes. Además, muchas veces están conectados a bolsas de aguas o sistemas de corredores ecológicos, que hasta ahora han pasado desapercibidos para los santiaguinos y las políticas públicas. Los cerros son todos distintos en su topografía, uso y propiedades, entonces cada uno debe ser entendido en esa forma. Hay algunos que cuentan con ejes urbanos, como el cerro San Cristóbal, por ejemplo, y que cumplen un rol simbólico o mucho más local. Además, tienen un gran potencial de ser un espacio público en comunas que no cuentan con muchos.
¿Cómo se proyecta el crecimiento de la ciudad con los cerros?
La idea es pensar en el cerro no sólo como el cerro museo, sino como un sistema integrado de espacios verdes, que estén conectados a su trama y barrios. Hay que tomar esa idea y ponerla como una de las grandes ideas a futuro para el desarrollo de Santiago, tanto en los términos mediatos como a largo plazo. Esto le ha hecho sentido a varias autoridades, como al Intendente (Claudio) Orrego, que hemos visto como ha hecho suyo este llamado. También una serie de alcaldes se han sumado, porque son muchos los cerros que tenemos en esa condición, todos con un tremendo potencial.
¿Cuál es la visión que se tiene de estos sitios?
Los cerros aparecen en los planes reguladores como una mancha uniforme, sin utilidad, siendo que tienen una gran diversidad. Tienen el potencial de ser espacios públicos de calidad, con unas vistas de Santiago inigualables, además de ser corredores ecológicos, porque como sistemas naturales no son cerros islas, sino que se mantienen unos a otros. Además, desde el punto de vista cultural, varios de ellos tienen vestigios de ocupación incaica, como el cerro Chena.
¿Cómo deben ser los proyectos que busquen rescatar los cerros?
Una manera es con proyectos específicos, con presupuestos acotados, que se visualicen en un plazo corto y que se puedan realizar en períodos de cuatro años. Pero también se necesitan proyectos de mediano y largo plazo. No podemos ver sólo proyectos de corte de listón. Hay que tratar de conciliar los plazos políticos con los plazos de la ciudad.
¿Está cambiando la forma de ver Santiago?
Los hechos geográficos de la ciudad vuelven a ser reconocidos como hitos en que Santiago puede mirar su destino, cuando pareciera ser que es una ciudad que trae cosas de otras partes y no dialoga con su geografía. En los últimos quince años, la ciudad de Santiago se ha vuelto a encontrar con una búsqueda de su geografía. Tenemos hoy día dos de las principales iniciativas que están en la agenda pública, como el Mapocho 42K, que recupera la ladera sur con un sistema de parques integrados, y ahora la iniciativa de los cerros islas.
¿Qué falta para lograr esto?
Necesitamos tener un pensamiento futuro para una buena integración. Todos conocemos el Santa Lucía y la transformación que le hizo Vicuña Mackenna, que logró volverla una singularidad de nuestra ciudad que hasta el día de hoy es uno de los principales destinos turísticos y parte del imaginario simbólico.