Cementerio Católico de Santiago espera aumento de visitas turísticas
Por Lucas Rodríguez Schwarzenberg.
Su construcción comenzó en 1878:
Al ser declarado Monumento Histórico , en enero pasado, se le reconoce al camposanto su valor arquitectónico y su rico decorado simbólico.
Desde que se le concediera al Cementerio General el estatus de Monumento Nacional, en 2010, había rondado la duda de si iba a seguir una suerte parecida el Cementerio Católico de Santiago, ubicado frente a su símil laico en Recoleta. Es por esto que con la declaración de Monumento Histórico de su área fundacional, el 16 de enero pasado, se cerró una deuda de hace años.
La iniciativa fue presentada por el arquitecto Tomás Domínguez Balmaceda, quien también lideró los esfuerzos para que fuera reconocido el Cementerio General.
En el decreto se le reconocen al camposanto sus valores artísticos e históricos. Entre estos, el hecho que refleja la separación del Estado y la Iglesia Católica (materializada en la Constitución de 1925); que es el más grande y antiguo de Santiago para los fieles católicos; su diseño arquitectónico, y el valor de sus estatuas.
Con su nuevo estatus, cualquier tipo de proyecto o renovación del cementerio debe contar con la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales. De esta manera, cambios importantes como el de su fachada o la incorporación de un hall de entrada -ambos realizados en los 60 y que implicaron la demolición de la iglesia original- no podrán ser hechos, ahora, sin los permisos necesarios.
El cementerio se encuentra en buen estado de conservación, por lo que no se contempla realizar arreglos. “Lo que más necesita es un trabajo de difusión”, señala Tomás Domínguez, “que se le incluya en las agendas de actividades culturales que se ofrecen para el turismo”.
Diseño monacal
A diferencia de su vecino, el Cementerio Católico presenta un diseño y arquitectura que responden a su condición de camposanto para una determinada fe. Su diseño espacial se asemeja al de un monasterio, destacando sus largos pasillos que separan los distintos claustros familiares, y que se reúnen en torno a una iglesia ubicada en su centro. En su decorado destacan las estatuas vinculadas a la devoción y la misericordia, como vírgenes o ángeles, algunos de reconocidos artistas.
Su construcción fue iniciada en 1878 bajo la supervisión del arquitecto francés Paul Lathoud, quien también estuvo a cargo del Palacio Cousiño y el Museo Nacional de Historia Natural, y después se le agregó una nueva sección en 1920.
Su ubicación, como la del General, y además cerca del Hospital San José, fue decidida bajo la teoría higienista de la época, que planteaba que los edificios relacionados al cuidado de la salud y la muerte debían estar en las afueras de la ciudad, por lo que se eligió el barrio de La Chimba, actual comuna de Recoleta.