Un gringo fascinado con Chiloé: Dan Cameron quiere llenar la isla de arte
El reconocido curador impulsó la bienal “Prospects New Orleans”: Prepara una exposición que reunirá, en noviembre de 2017, a veinte artistas extranjeros y chilenos. Las obras estarán, además de en el Museo de Arte Moderno, en bibliotecas, espacios públicos y centros culturales.
Cuarenta y ocho horas le bastaron para comprobar que Chiloé era el sitio perfecto. Pasó en 2013 y, de inmediato, el curador estadounidense Dan Cameron (1956) -que levantó un exitosa bienal en New Orleans, tras el Katrina, y que ahora encabeza la de Cuenca- revivió una fascinación que había tenido en los años 90, en su primer viaje a Chile.
Entonces, tenía nociones de la isla gracias a libros turísticos. Pero una conversación con su amigo Eugenio Dittborn lo dejó maravillado con esa mitología, ese paisaje y el tan austral Museo de Arte Moderno (MAM). Y a partir de ahí, aunque ni siquiera las conocía, esas tierras chilotas quedaron instaladas en su cabeza. Pensó en hacer una exposición artística, que no prosperó. Así que archivó su idea por más de dos décadas hasta que, hace tres años, se la contó al artista chileno Gianfranco Foschino.
“¡Es fantástica!, me dijo él. En ese instante recibí la energía como de una chispa eléctrica, y tuve la certeza de que debía concretar mi proyecto. De todas formas, le pregunté por qué y él me habló del papel complicado que Chiloé tiene, y como su aislamiento del resto del país funciona asimismo como una metáfora de Chile frente al mundo. Ahí decidí que mi próximo viaje sería a la isla”, dice Cameron. Fue con Foschino y en el último año ha vuelto tres veces. Todo por “Alrededores”, la exposición de unos 20 artistas extranjeros y chilenos que ha preparado -obsesivamente y solo- para noviembre de 2017. Quiere desplegarla por los rincones de la isla.
-¿Qué lo atrapó de Chiloé?
“Jamás he estado en otro lugar de identidad cultural tan fuerte. Un sitio con una presencia ancestral tan intensa. Como extranjero, uno lo nota rápidamente. Se respira un orgullo por las raíces. Es perfecto porque tiene, además, paisajes hermosos, mucho arte en la vida cotidiana, una mitología vívida y fuerte. La exposición que quiero solo puede producirse ahí. En la capital no”.
Cameron aclara que aún está formalizando su proyecto. Eligiendo las locaciones, entre museos -uno será, sin duda, el MAM-, bibliotecas, centros culturales, galerías y sitios al aire libre. “Quiero que la gente sepa que esta no será una exhibición para ver en un día. Hay que involucrarse, comprometerse, perderse en la isla”, enfatiza el curador, quien también está definiendo con qué artistas trabajará. De Chile, por ahora, participarían Francisca Benítez, Gianfranco Foschino, Sebastián Preece y Voluspa Jarpa, y cinco isleños. Habrá al menos una decena de autores extranjeros de primera línea, “que prefiero anunciar en seis meses”, apunta Cameron. Y suma: “Estamos levantando recursos. En términos generales, se necesitan entre US$ 500 mil y US$ 1 millón”.
“Alrededores” pretende, bien lejos de fomentar el turismo, generar un intercambio entre los artistas de la isla -o capitalinos- y los extranjeros. Cameron quiere, en los dos meses de la exposición, organizar un concurso de poesía oral, un ciclo sobre Raúl Ruiz y cursos de arte y curatoría. “Vamos a compartir con un público interesado en el arte, pero que no necesariamente lo ha estudiado. No tienen los medios y no los tuvieron en sus escuelas. Entonces, queremos incentivar preguntas y reflexiones en torno a qué es un curador, un crítico; cómo se monta una exhibición”, afirma.
-¿Qué debiera pasar para que “Alrededores” sea un éxito?
“Tendría que haber continuidad. Pero sé que existe un límite frente a lo que puedo hacer para establecerla. No soy funcionario, no estoy comprometido políticamente, no vivo allí. Sí puedo asegurarme de diseñar una estructura, como con ‘Prospects New Orleans’. Ojalá que cuando me vaya, un grupo de chilotes diga: ¡Nosotros podemos continuar esto! También, quiero que todos amen la muestra y sientan una conexión”.
La sala vacíaTenía quince cuando le mostraron a Picasso. Le encantó, pero el autor murió pronto. Un golpe que Cameron mitigó consumiendo más y más de su obra. Luego, estudió filosofía y arte en el Bennington College. “Allí había una sala de exposiciones. Pero estaba siempre vacía: no había fondos. Yo pedía las llaves y me sentaba a imaginar qué hacer. Creo que ahí decidí mi camino”, recuerda. Inició su carrera internacional con la muestra “Art and its double” (1986), en la Caixa Barcelona. Después, fue curador del New Museum y del Orange County Museum. Ahora es independiente.