Este viernes se aplica por última vez el actual plan “antiesmog” de Santiago
Próximo año debuta nueva estrategia para partículas finas: Enfocado en las partículas gruesas (PM10), en los últimos 25 años logró reducirlas hasta en 60%, aunque no cumplió con las normas de emisiones diarias ni anuales.
La imagen de santiaguinos caminando con mascarillas, en medio de viejos buses que lanzaban columnas de humo y bajo una nube gris y espesa que escondía completamente la cordillera, ya es parte de la memoria ambiental de la capital.
Desde que las emergencias generadas por el esmog hacían hasta peligroso vivir en la cuenca, el plan de descontaminación para material particulado grueso (MP10) -iniciado en 1991 e implementado formalmente en 1997- logró reducir esas emisiones hasta en 60%.
Ese objetivo se logró gracias a un recambio casi total del parque automotor. Hoy, entre cerca de dos millones de vehículos con sello verde circulan apenas 46 mil sin convertidor catalítico.
El transporte público también se renovó: los casi 6.500 buses del Transantiago cuentan con tecnologías de control de emisiones, una innovación que también adoptaron las industrias.
Estas disposiciones volverán a aplicarse por última vez desde este viernes y hasta el 31 de agosto, debido a que en el próximo invierno comenzará a regir un nuevo plan de descontaminación, esta vez enfocado en eliminar las partículas más finas (MP2,5), las más dañinas para la salud humana.
“En lo fundamental, se incorporaron las plantas de revisión técnica, los estándares tecnológicos para el transporte público y las mejoras a los combustibles”, resume el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.
Según estimaciones de la cartera, desde 1989 el plan logró evitar 5.100 muertes.
Con todo, en 2014 (última medición) el plan logró un promedio de 175 ug/m {+3} (microgramos por metro cúbico) de MP10, 25 más que los 150 ug/m {+3} que define la norma anual. En la norma diaria, en tanto, se alcanzaron 79 ug/m {+3} , 29 por encima de los 50 ug/m {+3} que fija la norma.
Según Héctor Jorquera, especialista en contaminación atmosférica de la UC, las normas no pudieron ser completamente verificadas: “La ciudad creció con más actividades económicas que producen situaciones que van en contra de la calidad del aire. Sin el plan, hoy estaríamos en una situación muy compleja”. Añade que el nuevo plan para MP2,5 tiene más posibilidades de éxito, porque el actual abordaba componentes naturales difíciles de eliminar, como el polvo.
Entre las disposiciones que incluía el plan y que no se pusieron en práctica estaban la restricción a las motos y mayores controles a las “emisiones fugitivas” de solventes. Ambas están en el nuevo plan.
“En su momento, el Ministerio de Transportes pensó que no era necesario hacerlo, pero hoy sí, porque el aporte (de las motos) va creciendo. Si se mira Bogotá, el 30% del transporte son las motos, lo que muestra que las condiciones pueden cambiar (…). El plan de MP10 logró que la leña hoy sea utilizada solo por el 5% de los hogares para calefacción”, explica el subsecretario de Medio Ambiente, Marcelo Mena.