Seis de cada 10 trabajadores culpan a la locomoción colectiva por sus atrasos
Por: María de los Ángeles Pattillo.
Además, el 72% demora entre media y una hora en llegar a su empleo: La incertidumbre en los tiempos de traslado, la falta de seguridad y la incomodidad son los principales factores de estrés en el trayecto a la oficina.
El 72% de quienes se desempeñan en puestos operativos tarda entre 30 minutos y una hora en llegar a su oficina cada mañana. Un 20% destina entre una y dos horas, mientras que el 8% restante demora dos horas y más. Así se desprende de una encuesta realizada por GrupoExpro a 661 trabajadores.
Para Louis de Grange, académico de la UDP y doctor en Transporte, uno de los problemas más graves de la locomoción colectiva es la incertidumbre. “La gente no sabe a qué hora va a pasar la micro y no sabe a qué hora va a llegar a su trabajo”, dice. Según el sondeo, el 47% reconoce que su principal preocupación es no ser puntual, debido a las esperas en los transbordos. A la hora de preguntarles cuánto tiempo ocupa en estos espacios “muertos”, el 47% señala que usa más de 30 minutos cada mañana. “Está registrado que la gente siente el tiempo en el paradero como si fuera el doble del tiempo de viaje en bus. Se han hecho experimentos, donde se le pregunta a una señora que lleva esperando cinco minutos hace cuánto está ahí, y responde 10 ó 15 minutos”, dice De Grange.
Lo cierto es que seis de cada 10 trabajadores (62%) culpan a la locomoción colectiva de su impuntualidad para entrar a trabajar. Mario Becerra, gerente general de GrupoExpro, cuenta que muchos empleados desestiman ofertas laborales muy lejanas por el temor a los atrasos: “En la mayoría de las empresas, a los operarios se les descuenta del sueldo los minutos tarde. Si el tema se repite en el tiempo, puede llegar incluso a ser causal de despido”.
Robos en los buses sin solución real
La segunda causa de ansiedad en el trayecto es el bajo nivel de seguridad. El 38% teme ser víctima de robo o hurto camino a su oficina. Un 20%, incluso, reconoce haber sufrido alguno de los dos delitos en el último año.
Mientras en el metro el problema es más manejable por tratarse de un espacio cerrado y con control en el flujo de personas, en los buses es casi imposible tomar medidas. “No veo que haya una solución factible para mejorar la seguridad de los buses. La experiencia en Santiago ha sido bien negativa, nada ha funcionado, y cualquier cosa necesitaría una inversión que es impagable por parte de las empresas o del Estado”, reconoce De Grange.
A la falta de seguridad se suma la incomodidad del viaje, con buses sucios y con falta de asientos, advierte De Grange. A su juicio, todos son factores que explican por qué la gente está evitando el transporte público. “Los buses del Transantiago perdieron casi un 6% de pasajeros el año pasado, lo que es mucho, y va a seguir deteriorándose porque cada vez las personas se compran más vehículos”, concluye.
38%
de los trabajadores teme ser víctima de robo durante el trayecto a su oficina. Mientras que la principal preocupación para el 47% es no llegar puntualmente.
30
minutos a una hora demora el 72% de los trabajadores. Solo el 8% tarda dos horas o más.
47%
de los trabajadores dedica más de 30 minutos en esperar y hacer trasbordos en la locomoción colectiva.