Columna: El desafío de hacer ciudad con equidad
La ciudad es el espacio por excelencia en el que la sociedad se reproduce, donde los asentamientos humanos físicamente se expresan. Y en su proceso de evolución pueden reconocerse varias etapas. La primera de ellas es la expansión: la ciudad crece transformando el suelo rural en urbano. La segunda es la consolidación: se ocupan algunos espacios, se abren algunas calles, se construyen viviendas, se tienden servicios. Y la tercera etapa es posible identificarla con la densificación: las áreas consolidadas comienzan a crecer en altura.
La expansión, la consolidación y la densificación son las principales etapas que definen la evolución de una ciudad. Estas etapas conviven de manera simultánea: mientras que en los bordes se expande, en la periferia se consolida y en el centro se densifica. Esta densificación del centro instala un nuevo proceso: la sustitución, donde ciertos edificios tienden a ser reemplazados por otros de mayor altura y complejidad.
El espacio urbano se explica a sí mismo a partir de la diferencia privado-público. Lo público debe expresar un orden uniforme; lo privado –en cambio– depende de las acciones individuales de cada propietario dentro de su parcela. El espacio urbano expresa múltiples significados sobre la base de la decisión de los actores mediadores, tales como el Estado o los inversores privados, que lo transforman de un modo que es aceptado por el conjunto. Esta lógica se impone, se acepta y expresa el poder de decisión. El Estado sostiene el orden, el mercado lo diferencia y se establecen relaciones de poder y distancias sociales.
Asimismo, la ciudad es un ámbito de concentración humana, es el producto cultural más sofisticado que el hombre ha creado en sociedad. De modo que la ciudad debe poder albergar a una comunidad y, por ende, debe poder crecer, debe permitir absorber su crecimiento. Existen zonas en las que la ciudad crece con mayor densidad y otras zonas donde la ciudad crece naturalmente con densidades bajas.
Que la ciudad crezca y de qué modo lo haga forma parte de un proceso colectivo. Por lo tanto, es indispensable en primer término planificar ese crecimiento, generando un modelo con el cual direccionarlo. A este modelo se lo denomina plan y sintetiza las expectativas de una comunidad. Requiere, además, de una fuerte iniciativa del gobierno local y de un acompañamiento de los actores sociales.
La ciudad es construida por el conjunto de actores sociales. Las acciones y las prácticas que tales actores realizan en ese marco van consolidando la sociedad, la economía y el espacio urbano. Su espacialización implica la distribución no arbitraria de trabajo, de tiempos, de funciones y de personas, que aparecen precisamente organizadas.
Los distintos actores que en este proceso intervienen, públicos y privados, deben hacer valer sus opiniones con claridad y convicción. Es el plan, como acuerdo social, desde donde debe preverse tal crecimiento. De lo contrario, situaciones de injusticia e inequidad podrían diseminarse discrecionalmente, circunstancia que provoca la ruptura virtual de ese acuerdo. La ciudad entonces se entiende como un pacto de ideas en el que prevalecen las coincidencias sobre las diferencias.
Construir la ciudad de la próxima década
Hoy, casi sin darnos cuenta, estamos construyendo la ciudad de la próxima década. Sin lugar a dudas, se trata de decisiones estratégicas que debieran surgir de un proceso de acuerdos colectivos respecto del rumbo a tomar. Tal proceso de toma de decisiones no suele emprenderse de ese modo sino que responde a lineamientos generados en un gabinete.
Estas lógicas tienden a acentuar los problemas recurrentes de nuestras ciudades, que hoy están signadas por: la dispersión urbana, los conflictos de movilidad, la fragmentación social, la especulación inmobiliaria, la inseguridad del espacio público, la vivienda mal servida. En ese marco, los caminos de solución se orientan a:
• generar un proceso participativo de planificación del territorio que oriente acciones en pos del bien común.
• completar el tejido urbano, poniendo énfasis en su compacidad morfológica y unidad paisajística.
• densificar la población mediante acciones conducidas que orienten el crecimiento y alienten la mixtura de usos.
• consolidar el derechos de construcción con atributos diferenciales a los del derecho de propiedad.
• producir vivienda de calidad, bien servida y localizada, como dispositivo de acceso a servicios de la ciudad.
La ciudad tiene que poder crecer y, sin lugar a dudas, debe hacerlo con eficiencia, inclusión y equidad. El complejo escenario urbano por el que atraviesa nos reta al desafío de construir un nuevo orden urbanístico, con nuevos dispositivos, criterios y mecanismos. Con lo cual, se plantean diez estrategias para un debate urbanístico:
• Diversificar el sistema productivo mediante la promoción del desarrollo local.
• Desarrollar talleres de discusión con vecinos sobre el tipo de ciudad deseada.
• Acordar colectivamente un horizonte deseado de crecimiento urbano.
• Definir acciones de intervención y una cartera de proyectos a realizar.
• Definir reglas de juego para orientar la inversión mediante asociaciones.
• Plantear una pacificación del tránsito, empoderando al peatón en la ciudad.
• Consolidar un espacio público de calidad, tanto en centro como en la periferia.
• Hacer ciudad con equidad, con perspectiva de género y con perspectiva etaria.
• Promover acciones que tiendan a equi-distribuir cargas y beneficios urbanos.
• Consagrar como valores: el derecho a la ciudad, a la movilidad, al paisaje.
En consecuencia, hoy nos encontramos ante el enorme desafío de construir un nuevo orden urbanístico que consolide una ciudad incluyente, equitativa y sustentable, que le devuelva homogeneidad al tejido urbano, que instale una sana convivencia de actividades, que proponga una mayor densidad poblacional, y que contribuya a equi-distribuir cargas y beneficios.
Nota: Síntesis de los principales lineamientos planteados en la conferencia “Estrategias de intervención en ciudades intermedias” dictada por el autor en el IV Foro de la Ciudad “Debatiendo el presente, construyendo el futuro”, en la ciudad de San Juan (Argentina), organizado en abril de 2016 por la Municipalidad de San Juan, el Colegio de Arquitectos de San Juan y la Universidad Nacional de San Juan.
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