Las obras que convertirán al Palacio Pereira en emblema patrimonial se inician en julio
Diseño arquitectónico de Cecilia Puga y socios:
El edificio será restaurado y consolidado. Junto a él se levantará una estructura de siete pisos para las oficinas de la Dibam, del Consejo de Monumentos Nacionales y, eventualmente, del nuevo Ministerio de Cultura.
A pesar de ser Monumento Histórico desde 1981, el Palacio Pereira -ubicado en Huérfanos con San Martín- estuvo abandonado por varias décadas. No obstante, su historia empezó a cambiar en 2011, cuando el Estado lo compró y abrió un concurso arquitectónico para convertirlo en la sede de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y, eventualmente, del futuro Ministerio de Cultura. Una anhelada puesta en valor del patrimonio que, por estudios previos y requerimientos, se desaceleró varias veces, pero que ahora sí comienza a verse cercana.
Además de que el diseño arquitectónico de Cecilia Puga, Alberto Moletto y Paula Velasco -los ganadores de la convocatoria- está listo desde 2014, ya existe presupuesto para el costo total de las obras -$13.784 millones-, y pronto se cerrará la licitación para que la Constructora Cosal, Proyectos y Rehabilitaciones Kalam, de España, e Inmobiliaria La Viña ejecuten el contrato. Si se cumplen los plazos estimados por el MOP, las obras podrían comenzar en julio.
“Este proyecto ha sido más lento que lo que estaba previsto, por ciertas regulaciones y temas de impacto ambiental que aparecieron en el camino. Pero, en general, no ha habido cuestionamientos en ninguna de sus etapas. Más bien sobre este trabajo ha existido un gran acuerdo que supera incluso períodos políticos”, dijo ayer Cecilia Puga, durante una conferencia que la Corporación Patrimonio Cultural de Chile organizó en el Club de la Unión.
En la instancia, ella y sus socios compartieron las etapas, alcances y detalles del proyecto, que involucra la consolidación de los dos pisos del Palacio Pereira -el primero será destinado por completo al uso público, con una biblioteca y salas de exposiciones- y la edificación de una estructura destinada a oficinas.
Las etapas de la obra se ejecutarán en simultáneo y debieran extenderse por, al menos, 600 días. La que corresponde a la consolidación y reparación estructural del palacio -que totaliza 1.792 m2 -, contempla la renovación y restauración de revoques de yeso, y de los elementos de madera y metal. Primero se trabajará en la fachada del edificio y en su característico crucero central; luego, entre otros puntos, en los salones, estucos y revestimientos.
Todo se realizará en línea con las técnicas originales que emplearon, a fines del siglo XIX, los constructores del inmueble. Asimismo, se recuperará la entonación cromática original de ocres, blancos, grises y damascos, que hoy está cubierta por una capa homogénea de pintura.
El descubrimiento del color original fue de los especialistas en restauración Luis Cercós, Ignacio Lampaya y Constanza Correa, quienes trabajaron intensamente en una zona de la fachada. También se hicieron pruebas en el crucero. “Si el proyecto es exitoso en su construcción se deberá, en gran medida, a que existieron recursos para investigación previa. No fue diseñado desde el escritorio, lo que dio buenas conclusiones para las obras”, sumó Puga.
La otra etapa será construir, con hormigón armado y en un patio eriazo junto al edificio antiguo, una estructura moderna de cinco plantas y dos subterráneos. Así, se adicionarán 4.675 m2 para las oficinas de la Dibam y el CMN, y el palacio quedará en total con 6.467 m2.