El 82% de las iniciativas privadas de conservación se concentran en el sur
Libro del Ministerio de Medioambiente recopila estadísticas de las áreas protegidas de Chile. Hoy existen 246 iniciativas privadas en el país, que suman más de un millón de hectáreas.
El patrimonio natural de Chile incluye 30 mil especies de animales, plantas, hongos y bacterias en variados ecosistemas.
Este rico patrimonio biológico requiere de una gestión sustentable para preservarlo. Es lo que resalta la segunda edición del libroLas Áreas Protegidas de Chile, del Ministerio de Medioambiente ((MMA). Y debe ser un esfuerzo no sólo es del Estado, sino de los privados, indica Alejandra Figueroa, jefa del Departamento de Biodiversidad y Áreas Protegidas del MMA.
“La publicación busca poner a disposición de manera simplificada, la información de áreas protegidas en Chile”, resume Figueroa.
El libro recopila el contexto, historia, datos, estadísticas e información general sobre la institucionalidad actual de las áreas protegidas de Chile.
Muchas veces se cree que hablar de biodiversidad es es un asunto exclusivo del mundo científico. Pero se trata de un aspecto valioso para la sociedad. Existe el acuerdo general de que cuidar de las áreas protegidas es importante, dice Figueroa, pero las encuestas muestran que la gente desconoce las áreas protegidas de su región y la visitas muy poco.
Proyecto de Ley
La tarea de conservación no es exclusiva del Estado. En los últimos 20 años y de forma espontánea el sector privado se ha incorporado en esta tarea.
Existen 246 Iniciativas de Conservación Privada (ICP) que suman en total 1.258.120 hectáreas de humedales. Representan el equivalente a casi un 7,6% de las áreas protegidas de Chile o el 1,7% del territorio nacional. El 82% se concentran en cuatro regiones del sur: Magallanes y la Antártica Chilena, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, Los Ríos y Los Lagos. En tanto en la regiones de Los Ríos y Los Lagos, son un 10% del territorio regional.
Hoy el desafío es que las áreas protegidas tengan conectividad a través de corredores biológicos para permitir continuidad espacial a la diversidad genética, de especies y ecosistemas.
Pero no es sólo crear nuevas áreas protegidas, sino además que ellas se gestionen y manejen bajo un enfoque de planificación estratégica, adecuado al ámbito de la conservación.
Faltan recursos, dice Figueroa. “Pero en la medida en que existan mejores instrumentos, que se habiliten fondos especiales para donaciones, se podrá facilitar la gestión de áreas protegidas”. Es lo que se busca con el proyecto de ley, en tramitación, para la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas.
La idea es implementar políticas públicas en materia de conservación y preservación de ecosistemas y especies, junto con la gestión del futuro sistema Nacional de Áreas Protegidas.
“Los privados prefieren autonomía en cuanto al manejo de los predios, pero tenemos que entregarles herramientas y capacitación, y que estas iniciativas de protección pasen a formar parte de una gran área de protección”, dice Figueroa.
Si bien la categoría de área protegida privada es reconocida legalmente (Art.35 de la Ley 19.300), aún no hay mecanismos para que opten de manera voluntaria a un reconocimiento oficial como área protegida del Estado, a excepción de las que están dentro de la categoría de Santuario de la Naturaleza.
Por ello la ley es tan importante. “Para que se consoliden en un sistema nacional integral de áreas protegidas”, concluye.