Uber sólo para mujeres y niños

uberPor: Rosa Jiménez.

Hace un par de años, todas las startups se definían como “El Uber de…” cualquier idea loca que se les ocurriese. Desde pasear el perro a comida caliente, pasando por recoger a los niños del colegio. El éxito de la empresa de transporte creó una ola de servicios bajo demanda, definidos también como gratificación inmediata, que poco a poco se ha ido atenuando a medida que los inversores de capital riesgo han dejado de apostar por este sector.

Sin embargo, Uber tiene algunos puntos mejorables. Uno de ellos es el acoso hacia las mujeres. Ahí es donde se centra SafeHer (seguro para ella), un servicio muy parecido, pero pensado para el público femenino, especialmente para quienes han tenido una experiencia desagradable en algún viaje.

El plan inicial era estrenarla el pasado 19 de abril y ofrecer transporte en automóvil sólo a mujeres y niños menores de 13 años en los alrededores de Boston, donde viven. Pero el interés despertado les ha hecho replantearse el lanzamiento y salir en ambas costas de Estados Unidos.

Además de sólo aceptar cierto tipo de perfiles como clientes, cuentan con algunas diferencias con respecto a Uber. La forma de tarificar será más parecida a la del taxi, teniendo en cuenta la distancia más que el tiempo, y no van a poner una tarifa que cambie según la demanda, uno de los puntos más polémicos de Uber.

Aunque la diferencia más notable con Uber es que los conductores serán sólo mujeres y revisarán su historial delictivo en busca de antecedentes.

Llama la atención que el cofundador de la nueva aplicación (creada junto a mujer) es Michael Pelletz, que fue conductor de Uber. “Nuestra meta es que en cinco años este tema no sea relevante. Nos gustaría que con nuestro ejemplo se siga esta tendencia para que se refuerce la seguridad, algo que ahora mismo no pasa”, remarca Pelletz. Desde su nacimiento, Uber cuenta con diversas y truculentas historias que atentan contra la privacidad, no sólo con los conductores, sino también parte de su directiva, que llegó a considerar una buena idea espiar a periodistas.

La idea surgió a partir de una mala experiencia que tuvo Pelletz. Una noche, cuando realizaba el último servicio del día, de vuelta a casa, un veinteañero le amenazó y le pidió que le llevase a casa de su abuela. Iniciaron un forcejeo y terminaron en comisaría. “¿Y si hubiese sido una mujer?”, se pregunta. Por último, se presentan como una organización sin ánimo de lucro. Los beneficios que generen irán a parar a las causas que escojan los clientes.