Teatro Victoria de Curicó es reconocido como Monumento Nacional
El nacimiento del Teatro Victoria en 1929 tiene sus antecedentes en un hecho que marcó un hito en las comunicaciones y en la cultura chilena: la llegada al país del primer cinematógrafo en 1896.
Este aparato que hizo posible la proyección de películas en recintos que no tenían las características de los cines, como los galpones y teatros, en cierta medida cambió la concepción de cómo se construían estos lugares y cómo se distribuían internamente.
Fue así como los antiguos teatros que eran semi-circulares, con balcones laterales y un escenario grande, dieron paso a salas con butacas orientadas hacia la pantalla, reconocidas como “cines palacio”.
En Curicó, la sociedad teatral conformada por Camilo Giaconi, Iván Pesse y Rodolfo Ravanal, decidió construir uno de estos “cines palacio”, el Teatro Victoria, para que la ciudad tuviera un recinto cultural que fuera moderno y cómodo para el público, lo que se logró con el apoyo del ingeniero Justo Pastor Hevia y al dotarlo con sistemas tecnológicos y de calefacción, además de una cafetería.
Con estas instalaciones, el nuevo espacio cultural y de encuentro social abrió sus puertas en los primeros días de enero de 1929 y se transformó en un referente en su rubro por sus características arquitectónicas que hicieron posible que cumpliera una doble función, como cine y teatro, hasta 1994 cuando debió cerrar producto de la baja afluencia de público.
Aunque posteriormente se intentó volver a abrir para que acogiera las oficinas municipales de turismo, esto no ocurrió tras los daños que le ocasionó el terremoto de 2010, situación en la que se mantiene hasta hoy.
Sin embargo, la historia y el valor de este edificio fueron reconocidos a inicios de este mes, el 05 de abril, cuando se publicó en el Diario Oficial el decreto aprobado por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y firmado por el Ministerio de Educación que lo declara Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico.
La propuesta de declaratoria fue presentada por María Paz Valenzuela, Coordinadora del Archivo de Arquitectura Chilena, representante del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile, y consejera del CMN.
Según consta en la declaratoria, seis son los valores por los que destaca esta construcción. Primero, por ser un reflejo de la tendencia de construcción de cines-teatros que se inició en el país tras la llegada del cinematógrafo. Segundo, por ser un espacio social que se desarrolla en uno de los edificios más icónicos de la ciudad, tercero, por su cercanía con la Plaza de Armas.
A esto se suma el hecho que fue un edificio vanguardista para la época y que hoy es un exponente de la arquitectura ecléctica; es un edificio que en su momento estaba un paso más adelante que sus pares en cuanto a su tecnología y que resistió el terremoto de 1928, uno de los más fuertes de la zona.
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