Vía Las Palmas: muertos suman 21 en catorce años
Por A. Barría, M. Silva y M. Valencia.
Curvas, pendientes y deficiencias de infraestructura
Pese a mejoras efectuadas en 2008, su diseño tiene estándares insuficientes para los 24 mil vehículos que transitan cada día.
Con un flujo de 24 mil vehículos diarios, superado solo por los 35 mil que registra la avenida España -que comunica Valparaíso con Viña del Mar y es la tercera ruta más transitada del país-, la Vía Las Palmas acumula un largo historial de accidentes desde que se inauguró en 1996, como una de las mayores inversiones realizadas hasta ese momento con fondos del Ministerio de Obras Públicas.
El último incidente se produjo el martes pasado, cuando seis personas murieron luego de que un camión que cargaba cemento sufrió un problema en sus frenos e impactó a varios vehículos que lo antecedían. Las víctimas fatales se sumaron a los 15 fallecidos que contabilizaba dicha carretera desde 2002, fecha desde la que se tienen registros.
Además de pronunciadas curvas y pendientes, su diseño quedó desactualizado de acuerdo con los estándares de seguridad vial que imperan hoy, con cuatro zonas que explican la mayor cantidad de siniestros (ver infografía), si bien a lo largo del trazado de 26 kilómetros se observan diversos problemas.
Las falencias
Según el general Leonidas Venegas, jefe de zona de Tránsito, Carreteras y Seguridad Vial de Carabineros, “existen deficiencias de infraestructura, de seguridad y, por cierto, de conducción irresponsable”.
Entre las primeras resalta la presencia de túneles en zona de curva; restricción de velocidad de 50 y 60 km/h para vehículos en general, sin restricción para los de carga; trazado sin bermas ni despejes laterales que impiden detenciones ante emergencias; inexistencia de lugares para el control policial, y presencia de vehículos de carga, pasajeros y particulares con distintas velocidades de operación.
“El diseño geométrico de la vía tiene estándares de la década del 90, para velocidades y tránsito menores a los que actualmente presenta”, dice Venegas.
En 2008, el MOP invirtió US$ 11 millones en obras para mejorar su condición, que contemplaron reposición de pavimentos; demarcación e implementación de calles de servicio y pistas de incorporación, y segregación de calzadas mediante barreras de hormigón, entre otras.
Pese a ello, en los últimos 14 años se contabilizan 251 accidentes, siendo la mayor causa de ellos la falta de atención del conductor, la pérdida de control del vehículo y problemas en los frenos. Estos dos últimos factores estuvieron presentes en la tragedia del martes.
Cuatro de las seis víctimas fueron identificadas por sus familiasEmilio Garrido Pinuer
Guía turístico y transportista de Coyhaique, iba al aeropuerto Merino Benítez en el auto de su coterráneo Andrés Abufhele. Había visitado a su polola en Viña del Mar, pero viajaba a Europa. En el terminal aéreo lo esperaba su mamá, que tomó su avión de regreso sin verlo. Jorge, padre de Emilio, escuchó de la tragedia sin sospechar que su hijo estuviese involucrado porque el camión iba en dirección a la Ciudad Jardín y su hijo, a Santiago. “Hubo un corte de camino y tuvieron que dar la vuelta, por eso los pescó el choque en cadena”, se lamenta.
Andrés Abufhele Bórquez
Había viajado de Coyhaique a Santiago hace dos semanas para operarse de un corte de ligamento cruzado en una rodilla. Mientras se rehabilitaba, aprovechó para trasladarse a Viña del Mar unos días. Hijo de comerciantes, del paseo Horn, Andrés seguía la senda familiar con la botillería “La Previa” y distribuyendo marcas de cerveza. Soltero y aficionado a la pesca recreativa, Andrés regresaba a Coyhaique en su auto y aprovechaba de llevar a Santiago a su amigo Emilio cuando sufrieron el accidente.
Gonzalo Valderrama Veas
En la semana conducía la camioneta de una contratista de Esval y los fines de semana, un colectivo. “Se sacrificaba en dos pegas para cumplirles a sus hijos Gonzalo (22), Vania (19), Ignasio (sic) (17) y Marla (12)”, cuenta Diego, su hermano menor. Gonzalo era alegre, pichanguero y melómano. En Suecia, país donde residió durante algunos años, formó una colección de tres mil discos. Manejaba una camioneta Nissan Terrano hacia las oficinas de Esval, en Valparaíso, al sufrir el impacto de la múltiple colisión.
Aarón Fonseca Cabrera
Trabajaba en la empresa de seguridad ADT. Esa mañana había estado instalando una alarma en Concón, pero no pudo concluir su labor, porque faltaron materiales. Subió a su camioneta y emprendió viaje a Viña del Mar. Su hermano José dice que no sabe por qué tomó esa ruta. “Seguramente su proveedor quedaba en el barrio industrial de El Salto”. La familia es de Loncura, balneario vecino a Quintero, dice José, quien ayer llegó junto a su esposa hasta el lugar, para tratar de entender cómo se produjo la tragedia.