30 días de Peatón, un libro sobre las peripecias de un peatón al caminar por la calle
30 días de Peatón es un libro con 30 ilustraciones que retratan, a veces de manera exagerada, otras cuantas de manera fiel, las peripecias que hace “Peatón” – un personaje creado por el ilustrador Daniel Caleb – al caminar por las calles de la ciudad de Monterrey en México.
Este libro es un proyecto de El Caminante, un sello editorial mexicano dedicado a la producción y difusión de temas de ciudad.
A continuación la interesante presentación que hace El Caminante sobre 30 días de Peatón:
El sueño de Le Corbusier se convirtió en pesadilla. La esperanza en el automóvil sobrevino una tiranía que nos tiene gordos y escupiendo flemas. Hay un culto al automóvil, qué duda cabe. Los accidentes por automóvil son la primera causa de muerte en niños y jóvenes en México pero no escuchamos nada de esto para no ofender la soberanía metálica de una potencia erotizada. Sacrificar todo por el coche, por la velocidad. Guy Davenport lo dice con claridad clásica: “El automóvil es una cucaracha biónica que come ciudades. El más exitoso de los parásitos, superando por mucho las esperanzas más desaforadas de los microbios o las ratas”. De ciudad en ciudad la experiencia de caminar varía y la del peatón en Monterrey es particularmente acerada, no es en todas las capitales que los proyectos de urbanización se expiden sin considerar siquiera la inclusión de las banquetas. En la ciudad que nos toca hablar hay un esmero por mantener la pintura prístina, el color inmaculado, el símbolo de un prestigio. Y es en esta ciudad, la más contaminada del continente, que nos encontramos una imagen, si nos precipitamos desde la atmósfera y descendemos y atravesamos la densa capa amarillenta grisácea, vemos la inmensa mancha urbana con sus arterias masivas iluminadas por completo por automóviles, y si seguimos descendiendo hasta llegar a una esquina del centro de la ciudad encontraremos un peatón. Un peatón entre otros que espera a que cambie la luz en una anodina situación de vida o muerte. Y en esta tensa calma, una fantasía tiene lugar, un espacio mínimo para transformar la realidad y hablar de ella con mayor precisión, con la precisión del humor. Para hablar de la soledad plural y continuamente agredida del transeúnte.
El Peatón de Caleb es un aspaviento para llamarnos la atención hacia el sencillo acto de caminar una ciudad. Una ciudad que no se transita a pie es una ciudad que no se conoce y cuán extraordinaria ficción estamos viviendo en la que habitamos masas urbanas de las que poco o nada sabemos. Caminar es siempre un acto de aventura y descubrimiento y ese encanto es ahogado lenta e inexorablemente bajo el creciente y macabro concierto del claxon y el smog. De entre esa fatalidad es extraordinario el encontrar esta manera de entender una realidad que parece no dar tregua, donde es impugnada con las armas de la fantasía y la crítica, con el antiguo y soberano arte de la caricatura. Es un verdadero hallazgo de recursos tomados a placer del cine y la literatura: El Peatón entra a una cámara para teletransportarse hacia otra esquina pero en la siguiente esquina ha salido convertido en hombre-mosca, otro día cruza la calle volviéndose un gigante, a veces trata de evitar ser atropellado porque se ha vuelto diminuto y entre las llantas no puede distinguirse de un papel volando, de un trozo de nada, otro día huye de autos voladores que han vuelto del futuro o inventa maquinarías irrealizables para poder cruzar como lanzarse de una resortera tamaño humano. Héroe anónimo y múltiple, como los verdaderos héroes, ninguno y potencialmente todos nosotros. El de Peatón es un espacio de libertad inesperado –tal vez a estas alturas ya todos lo sean-, uno no esperaría que la cacofónica, apestosa y agresiva experiencia de cruzar la avenida pudiera combatirse con imaginación, con un educado, conmovedor y sofisticado sentido del humor.
El libro se puede adquirir en la tienda en línea: www.kichink.com/stores/editorialelcaminante
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