En los últimos seis años, brecha entre las regiones más y las menos desarrolladas ha caído 14 puntos
Estudio de la Universidad Autónoma de Chile abarca período 2010-2016:
Así como las diferencias entre las regiones extremas en este ámbito -La Araucanía y la Metropolitana- se reducen, Arica y Parinacota es la única que aparece estancada.
Con metas y plazos que se van corriendo, el anhelo de que algún día Chile logre convertirse en un país desarrollado existe desde hace décadas. Y aunque eso aún no se cumple, al menos las diferencias entre las regiones más y las menos avanzadas muestran signos de ir reduciéndose paulatinamente: en los últimos seis años, casi todas aumentaron su desarrollo, excepto Arica y Parinacota.
Esas son parte de las principales conclusiones que se desprenden del índice de Desarrollo Regional (Idere) de la Universidad Autónoma de Chile, que abarca el período 2010-2016, realizado por el Instituto Chileno de Estudios Municipales (IChEM).
Las cifras son el resultado consolidado del informe publicado en marzo y que mide el desarrollo por medio de seis sectores: Actividad Económica, Conectividad, Educación, Salud, Bienestar Socioeconómico, y Seguridad. Así, entre 2010 y 2016, la distancia entre La Araucanía -la región con menor desarrollo del país- y la Metropolitana -la más avanzada- bajó de 45% a 31%, lo que “habla de una menor disparidad o brecha territorial”, indica el Idere.
“Esto quiere decir que en 2010 la gente que vivía en la Región Metropolitana tenía unas condiciones de vida muy por sobre la de La Araucanía, y eso se ha ido achicando”, dice Camilo Vial, director del IChEM.
Sostiene que “no existe una sola forma” para explicar esta reducción “que existe desde la década del 90”, sino que es la consecuencia de los trabajos de distintos sectores focalizados en erradicar la pobreza o impulsar el desarrollo, como el Fondo Común Municipal o el Fondo de Desarrollo Regional.
La diferencia la marca la XV Región, cuyo desarrollo ha evolucionado apenas 1,05% en dicho lapso, y su avance es casi nulo en todos los sectores. “En Arica, la dinámica económica es muy débil. Está en medio de dos zonas francas, la de Tacna y la de Iquique”, acota Vial, agregando que mientras no exista una política pública para levantar a la región, “estará siempre a la baja”.
En el otro extremo está La Araucanía: pese a seguir siendo la de menor desarrollo, es la que más ha evolucionado: su Idere se incrementó 29,9% en seis años.
Diferencias por áreas
Cada ítem analizado en el Idere revisa entre tres y cinco variables. Por ejemplo, para ver si la educación ha mejorado, se examina el número de matrículas en las escuelas, universidades y centros técnicos; los años de escolaridad de la zona, los resultados de las pruebas Simce de Lenguaje y Matemática, y el nivel de analfabetismo. En promedio, Valparaíso lidera esta área, seguida por Antofagasta y la Metropolitana.
En conectividad, la Región Metropolitana es por lejos la que tiene más desarrollada esta área, con mayor y mejor acceso a internet y banda ancha, además de una infraestructura terrestre y aérea superior al resto del país.
Esto tiene una doble lectura. Según Vial, sus posibilidades de desarrollo se ven más limitadas frente a regiones con un gran trabajo pendiente. La RM no tiene muchos nuevos kilómetros que agregar a sus calles, pero se han sofisticado los arreglos de estas. Tarapacá, en tanto, encabeza la mayor evolución en bienestar, con menor hacinamiento, menos habitantes bajo la línea de la pobreza y mejor calidad de viviendas.
Magallanes: primera en seguridadSegún el Idere, Magallanes se alza como la región más “segura”. Esto, gracias a una menor tasa de delitos de mayor connotación social, pocos casos de violencia intrafamiliar y menos denuncias por número de habitantes. Al norte del país se vive la realidad inversa. Arica y Parinacota, y Antofagasta son las dos regiones con los peores registros y la inseguridad más alta. Según Vial, el norte atrae a personas debido a la actividad minera, se producen migraciones y, al verse excluidas por no pertenecer a la industria, se generan tensiones sociales y exclusión social, que motiva muchas veces la delincuencia.