Arte y Ciudad. Entrevista al muralista Ekeko: “el arte en el espacio público es mucho más democrático”
Nació en Estados Unidos, creció en España y en 1993 volvió a Chile con su familia. En ese entonces, Ian Pierce, más conocido como Ekeko, tenía 14 años y quería integrarse al mundo político con lo que él sabía hacer: pintar.
Fue ese año que pintó su primer mural, que como todos los otros, como él mismo describe en su página web, pretende “a través de la imagen, devolver al mundo y a las personas, aquello que no debiésemos perder nunca; la pasión, la belleza y el asombro“.
Más tarde, fue integrante de la Brigada Ramona Parra y en su juventud estudió Artes Visuales en la Universidad de Chile. Durante varios años, vivió en Venezuela donde pintó de forma profesional, una experiencia que asegura haber sido “única“.
De vuelta a Chile, realizó talleres y proyectos sociales en los que utilizó el arte del muralismo como una “herramienta transformadora” en la sociedad. Desde hace tres años se dedica “de lleno” a los murales.
Durante este tiempo, Ekeko ha pintado en el Museo a Cielo Abierto de San Miguel y en el de la Pincoya. Recientemente participó en el festival La Puerta del Sur en el Río Mapocho, en Santiago, y ahora está desarrollando un gran mural en mosaico, llamado “Las 4 Reinas de Chile” en la intersección de Avenida Matta con Panamericana (Metro O’Higgins).
Aquí, nuestra entrevista con el artista.
1. ¿Cuál crees que es la importancia del arte en el espacio público?
Es más que importante. Es intrínsicamente inseparable a nuestro ser social. No hay sociedades sin arte. Por muy alienados que estemos, en el fondo somos siempre animales poéticos.
Hace un tiempo atrás, un corredor de propiedades no me quiso arrendar un departamento porque yo era pintor y carecía de un contrato de trabajo. El departamentito me encantaba así que insistí y así empezó una polémica que fue escalando poco a poco en grados de acidez. La cosa es que él finalmente dijo que los artistas no eran fiables y que él nunca le arrendaría nada a uno. Yo le dije entonces, que lamentablemente sí, éramos un poco inestables económicamente, pero que un mundo sin artistas es totalmente inimaginable, mientras que un mundo sin corredores de propiedades sería un lugar bastante mejor. No me arrendó el departamento.
2. ¿Qué impacto genera el arte urbano en la ciudad y en sus habitantes?
Hay de todo. El arte urbano (término muy amplio por lo demás…) puede generar reacciones de desagrado pero también de embelesamiento. Puede generar asco, rabia, cariño, ensoñación y así. Pero creo que lo que no puede generar, lo que no DEBE generar es indiferencia. Es una responsabilidad primordial del arte urbano la comunicación extrema humana. Sobre todo en estos tiempos de aparente hiper comunicación donde la enorme cantidad de información vacía y consumista satura el paisaje urbano y en el fondo se termina no comunicando nada. Yo estoy por un arte que rompa con eso.
3. ¿Crees que el arte urbano es valorado en Chile?
Si, creo que sí. En ciertos niveles y en ciertas personas. El muralismo de calle en Chile proviene de la lucha política y poblacional. Después vino el Graffiti y le dió un giro distinto, menos político quizás, pero igual muy popular. Yo soy muralista y no grafitero por lo que me siento más heredero de lo primero. Es normal que acá la gente más pobre valore más un bonito mural que aquellos más acomodados. A veces, cuando estoy pintando en la calle se acercan las personas y me clavan con ciertas preguntas y afirmaciones que muchas veces se repiten. Yo disfruto mucho con estas conversaciones seriales. Preguntan cosas como, ¿que significa esto? ¿porqué hago esto? y el infaltable ¿te pagan por hacer esto? En fin un montón de dudas interesantes, pero que en general provienen de un profundo agradecimiento por hacer del espacio público un lugar más interesante y humano. Las instituciones públicas actualmente también están recogiendo este sentir popular y poco a poco, no sin dificultades, lo están traduciendo en iniciativas y espacios dedicados a incentivar, desarrollar y visibilizar el arte urbano.
4. ¿Cuáles crees son las principales diferencias entre exponer en una galería privada y en el espacio público?
Las galerías, al menos en nuestro país, se relacionan más con una élite culta y endogámica, en cambio el arte en el espacio público es mucho más democrático. Por ejemplo, un mural en el medio de la ciudad es vista por miles y miles de personas diariamente pero por estar a la intemperie y en medio de los ires y venires de la gente tiene un tiempo de vida relativamente corto. En cambio, una obra en una galería está destinada a la venta y en general va a parar al living de una casa. O sea, finlemente puede durar por siglos, pero lo va a ver una persona, su familia y sus amigos. Es decir el arte urbano, aunque más efímero, es infinitamente más potente a nivel comunicacional. Por lo menos en su aspecto multiplicador. Una vez pinté un mural dentro de la toma de Peñalolén, hace muchos años. Era simple pero bonito. Tenía unos volantines creo. Al dueño le gustó muchísimo ese mural y como resulta que la casita era de tabiques de madera no le costó nada desclavar el panel donde estaba pintado el mural y darlo vuelta dejando la obra mirando hacia adentro de su casa! Es un interesante y curioso ejemplo de cómo una obra pública puede convertirse en privada.
5. ¿Qué buscas entregarle a la ciudad a través de tu obra?
Reflexión, belleza, poesía.
6. ¿Qué factores crees que influyen en la permanencia de una obra en el espacio público?
Cuando una obra es valorada por la comunidad esta dura muchísimo más. Si puede ser hecha CON la comunidad dura aún más. En fin, la obra debe interpretar o tocar de algún modo la memoria, la identidad o los anhelos de aquellos que habitan ese espacio, de lo contrario la comunicación no es efectiva y puede pasar fácilmente a engrosar la larga lista de arte fome. Lo fome, en la calle dura muy poco. Por muy bonita que sea, si la obra no tiene asidero en el alma de las personas no se produce el vínculo.
Pero en todo caso, la permanencia en el tiempo no es lo más importante. Uno tiene que desarrollar cierto desapego con estos hijos que vas dejando medios huérfanos en la vía pública. Al final ellos se tienen que defender solitos allí en la calle. A veces lo logran, a veces no. Pobrecitos. Pero a veces salen unos tremendos combatientes. Malcolm X fue huérfano y mira no más todo lo que hizo.
Pingback: cm54xtcn5wyxjcmt5neywtfasdw4cet()
Pingback: cwty4n5omtxycn5tvcwxcrtwer()
Pingback: 2r34cyrn64tc24t2xw3w3()
Pingback: 2cn48527tbx34cwtv425d()