Transantiago bajo 0
La calefacción está omitida en un sistema de viajeros arropados.
Dos chalecos, una bufanda y un gorro de lana son parte de la provisión diaria de Carmen Torres. Ella trabaja en un consultorio de Macul y parte muy temprano, antes de las 7:00, desde su casa en San Bernardo. Si no se arropa, teme llegar congelada. Por las carrocerías rotas de algunos de los buses que toma se cuela el frío de la mañana santiaguina. Y aunque muchas veces la micro avanza llena, el calor humano no alcanza. Los fierros acumulan el frío.
Según señalan desde el Ministerio de Transportes, la calefacción no es una exigencia de las bases actuales. “Es una definición asociada a la eficiencia y los costos que implicaría en los recorridos del sistema, que cuentan con un gran número de paradas”. Este beneficio no parece estar contemplado en el nuevo Transantiago que las autoridades prometen para 2017. “Los usuarios solicitan más tecnología, mejores buses y mayores frecuencias, pero no mencionan temas relacionados con la climatización”, explican.
El frío sí ha sido una preocupación en los paraderos. En Renca ganó notoriedad una iniciativa en zonas de espera en las cuales el frío parecía una condena para los usuarios. Con estufas los vecinos capean mejor el tiempo.
El metro es otro ejemplo: en los últimos trenes de la empresa CAF para la Línea 1 y en los nuevos para las futuras Líneas 3 y 6, la climatización es una exigencia.