La batalla de Concepción
El centro de la capital del Biobío es un polo de comercio establecido, pero también ambulante. En la primera semana desde que el municipio decidió dar la pelea para erradicarlos, incluyendo multas a sus “clientes”, no ha cursado un solo parte a estos, pero desató la ira de los callejeros.
Cuatro detenidos. La calle Caupolicán, una de las más importantes del centro de Concepción, cortada por más de dos horas con barricadas. Ambulantes lanzando piedras a carabineros. El chorro del carro lanzaagua desparramando con furia pescado, frutas y verduras por la vereda.
No era una protesta por la educación gratuita que se fue de las manos. Tampoco una manifestación regionalista salida de madre. El jueves, la capital del Biobío vivió el fragor más visible de la batalla que desde hace una semana libran la municipalidad y los comerciantes ambulantes.
La refriega tuvo como origen una fiscalización ese día a los ambulantes de esa cuadra. Desde el viernes 1, vendedores ilegales de queso, ropa, herramientas, aparatos electrónicos y hasta pescado -unos 400, estima el municipio- están bajo la lupa de inspectores municipales. A ellos, informa Carabineros, se les cursaron el año pasado unas 2.200 multas. Y en lo que va de este acumulan 1.600, muchas veces con incautación de mercadería.
Pero el municipio decidió multar también a los compradores. Aunque no se ha cursado un solo parte, para los ambulantes fue la gota que rebalsó el vaso. Tanto así, que la primera vez que un inspector municipal iba a citar a un “cliente” al Juzgado de Policía Local, la situación terminó con el funcionario herido por una furiosa turba.
El municipio se querelló por el hecho, desde entonces los 10 inspectores cuentan con implementos de protección y fiscalizan junto a carabineros.
Los ambulantes cuentan otra historia.
-Yo le había vendido a ese caballero unas calcetas. Y vino el inspector y le pidió el carnet.
Cristina Díaz, vocera de los vendedores del centro y testigo del hecho, cuenta que le dijo que no podían multarlo… “y ahí empezó todo”.
En Concepción hay 233 ambulantes autorizados. Se trata de los heladeros del parque Ecuador, comerciantes que tienen carros de fruta en el centro y discapacitados, explica el alcalde Álvaro Ortiz. Con el resto, asegura, no habrá tregua.
-No vamos a permitir que grupos organizados que no respetan a nadie se tomen nuestras calles.
Joel Isla, dueño de un carro frutero, no está conforme con las medidas que tomó el municipio. Dice que ahora la gente anda asustada y que desde que partió la ordenanza, sus ventas han bajado un 30%. Que si antes en una semana podía vender hasta 100 kilos de mandarinas, cinco cajas de alcachofas y 30 kilos de palta, ahora vende mucho menos. Es una baja involuntaria del combate.
Isla, tesorero del sindicato de fruteros, espera que esto cambie cuando se entreguen letreros identificadores a los autorizados.
-Ahora tengo que decirles a los clientes que estoy legal, que pago patente. Espero que esto ya termine.