Eslovaquia apuesta a convertirse en la cuna de las mayores innovaciones del transporte
Tras la caída de la Unión Soviética en 1989, Eslovaquia -en ese entonces parte de Checoslovaquia- optó por dinamizar su alicaída economía convirtiéndose en un hub de ensamblado para marcas como Volkswagen, Kia y Peugeot. Casi 30 años después el país, que desde 2007 es el mayor productor de autos per cápita del mundo, quiere convertirse en un actor mucho más relevante en el mundo del transporte, liderando la revolución que se avecina.
Para hacerlo, las autoridades se han puesto como meta apoyar la creación de nuevas compañías altamente innovadoras. “Teniendo en cuenta que somos un país pequeño, hemos sido capaces de llegar a un buen número de productos innovadores”, comentó hace poco a Bloomberg el viceministro de Economía, Rastislav Chovanec, quien agregó que “el Gobierno quiere que el país avance en esta dirección”.
Y el proyecto parece ir viento en popa, ya que hace poco las autoridades eslovacas firmaron un acuerdo para que en ese país se construya la primera red para que circule el Hyperloop, el sistema de transporte que promete llegar a los 1.100 km/h. El proyecto busca unir Viena, Bratislava y Budapest en un tiempo inferior a 20 minutos, y para hacerlo realidad también está trabajando la firma eslovaca C2i, especialista en estructuras de fibra de carbono que antes trabajó para Porsche y Bentley.
Pero eso no es todo, puesto que la firma con sede en Bratislava, AeroMobil (en la imagen), ya ha confirmado sus intenciones de presentar el año que viene su primer vehículo aéreo capaz de circular por carretera cuando las condiciones no le permitan remontar el vuelo.