Transantiago: Salida de Subus generaría trastornos a 780 mil pasajeros de la capital

transantiagoPor: Manuel Valencia.

Gobierno dice que habrá acuerdo con los acreedores. Si la firma es liquidada el próximo 2 de agosto, los 6.200 trabajadores advierten que no saldrán a trabajar.

Una imagen similar a la que se veía en las calles de la capital, al inicio del Transantiago, es la que volvería a configurarse a partir del 2 de agosto si prospera la liquidación de la empresa Subus. Ese día termina el mes de plazo contemplado en la Ley de Insolvencia y Reorganización, a la cual se acogió la empresa el pasado 10 de junio. Este mecanismo fue solicitado por los acreedores, debido a las deudas impagas por US$ 180 millones que mantiene con ellos la compañía.

“Si el Gobierno sigue diciendo que no va a solucionar nada en el proceso de revisión excepcional, probablemente con los bancos nos va a ir mal en la reorganización judicial, y hay que irse a una liquidación y a una quiebra”, aseguró Andrés Ocampo, gerente general de Subus, al intervenir en la comisión de Transportes de la Cámara de Diputados.

Debido a que Subus es una de las principales concesionarias del Transantiago (controla el 20% del sistema), Ocampo y los trabajadores anticipan que habrá graves trastornos para los 780 mil usuarios que movilizan a diario sus 1.300 buses, debido a que los 6.200 trabajadores anunciaron que no laborarán con otra administración.

“Hemos recurrido a los ministerios de Transportes y del Trabajo y nadie nos da respuestas. Si la empresa quiebra, vamos a perder años de servicio y beneficios que ganamos. Ahora vamos a radicalizar la medida, porque estamos en una situación desesperada”, afirma Boris Guerrero, presidente del Sindicato de Trabajadores de Subus.

Una experiencia similar se vivió en 2010 y 2011 con la quiebra de las empresas alimentadoras Transaraucarias, Gran Santiago y Las Araucarias. En esas situaciones, los trabajadores se cruzaron de brazos. Quien debió lidiar con esa crisis fue el ex coordinador del Transantiago Raimundo Cruzat. Si en esta situación los conductores ahora no trabajan, “no hay cómo hacerse cargo de una operación como la de Subus, que es mucho mayor. No es posible aplicar un plan de contingencia con buses de otras empresas”.

Los usuarios de Subus se concentran en comunas de la zona norte y sur de la capital, como Lo Espejo, El Bosque, La Pintana, Huechuraba y San Bernardo. La alcadesa de esta última comuna, Nora Cuevas, señala que “la falla de Subus es la guinda de la torta” para su zona, la que quedó fuera de la extensión de la Línea 2 del metro. “Esto es muy grave y requiere urgente atención y sintonía de las autoridades de Transportes. Los vecinos no pueden esperar”, dijo.

Leopoldo Pérez, diputado (RN) de la comisión de Transportes y representante del distrito 29 donde opera Subus, dice que ha oficiado al Ministerio de Transportes por la actual situación. “Se ve muy compleja la posibilidad de llegar a un avenimiento. Esperamos que el ministro le ponga la urgencia necesaria al problema”.

Según la revisión extraordinaria realizada a Subus por la empresa Deloitte, la firma requiere US$ 32 millones anuales para reequilibrar sus finanzas. Ello implica un alza del 23% en su pago por pasajero transportado (PPT). Así, su actual PPT de $685 (reajustado recientemente en $54 en una revisión programada) sobrepasaría los $800.

Indemnización
Según los trabajadores, si la empresa quiebra, a ellos se les deben pagar $21.000 millones. Transportes descarta quiebraEl director de Transporte Metropolitano de Santiago, Guillermo Muñoz, dice que la negociación entre Subus, los acreedores y el veedor está avanzando y se aleja de una liquidación de la compañía. “Hay más acercamiento que al inicio y la información que tenemos es que se van a allanar las partes a llegar a un acuerdo. La posibilidad de una liquidación se ve mucho más lejana. No creemos que vaya a pasar”, asevera.

De llegar a prosperar la quiebra, dice, hay un plan de contingencia para mitigar los efectos en los pasajeros. “Hemos estado en un proceso muy activo con la mayor parte de los trabajadores. Ellos, obviamente, tienen dudas, pero se han ido despejando. Si la empresa termina los contratos, los trabajadores quedan en primer lugar en el pago de sus liquidaciones y el resto de los acreedores se ponen a la fila”.