Tres de cada diez santiaguinos enfrentan un acceso deficiente al transporte público
Investigación del Centro de Políticas Públicas de la UC:
Zonas con menos recorridos y frecuencia de buses, así como más lejos del metro, se concentran en la periferia y el oriente.
Ana Torres puede pasar hasta cuatro horas diarias arriba de buses del Transantiago. Vive en un condominio en la zona alta de San Bernardo y trabaja como asesora del hogar en San Carlos de Apoquindo. Para completar el trayecto, toma un colectivo, luego uno o dos buses desde su comuna hasta el centro de la capital. Llegar a Las Condes le demanda otro bus. “A veces me demoro más esperando la micro en el centro que en el viaje desde San Bernardo”, dice. La demora es tal que la familia con la que labora ha llegado a contratarle servicios de Uber para disminuir las esperas.
La oferta de transporte público hacia y desde el sector oriente de Santiago -más bien escasa por el predominio del automóvil- es un problema cotidiano para asesoras, obreros, jardineros, comerciantes u oficinistas que a diario deben llegar desde distintos puntos de la capital.
Un estudio enmarcado en el proyecto “Ciudad para todos”, del Centro de Políticas Públicas de la UC, comprobó este déficit. La iniciativa, que también incluye evaluaciones sobre acceso a educación, salud, seguridad y áreas verdes, analizó todos los recorridos y frecuencias del Transantiago y la distancia de los paraderos y estaciones del metro, con lo que estableció grados de accesibilidad a la locomoción colectiva.
Así, y a partir de un estándar inglés, concluyó que tres de cada 10 capitalinos tienen un nivel deficiente de acceso físico al transporte, porque sus casas están a más de 640 metros (ocho minutos de caminata) de un paradero de bus o a 950 metros (15 minutos de desplazamiento peatonal) de una estación de metro.
“La infraestructura pública es vital para las personas y hay una oportunidad de mejorar en equidad y bienestar. Lo que planteamos es que eso se puede trabajar en ella para lograr una ciudad más equitativa, productiva y con mayores niveles de calidad de vida”, explica Pía Mora, una de las autoras del proyecto.
Para el especialista en transporte y urbanismo del MIT Raimundo Cruzat, el estudio evidencia una provisión desigual: “Hay una realidad al interior del anillo de Américo Vespucio, donde hay una cobertura de casi el 100%, distinta a fuera de él, donde queda un desafío importante de planificación”.
El estudio también muestra que un 4% de la ciudad no tiene ningún paradero a menos de 640 metros y que un 3,2% tiene hasta 32 servicios a su disposición y más de dos líneas de metro. En cuanto al tren subterráneo, el 74% de la ciudad no accede a este y solo tiene como opción el bus.
El subsecretario de Transportes, Cristian Bowen, dice que por el crecimiento del sector oriente como polo laboral y foco de congestión, se han priorizado planes de infraestructura para buses y metro y de fiscalización con cámaras para potenciar el transporte público. “Lo que estamos haciendo con la conversación en los encuentros comunales es rediseñar el transporte público para cubrir la ciudad de mejor manera”, plantea.
Mejor cuadra
La manzana del GAM en el centro tiene dos líneas de metro y 36 recorridos hacia casi todo Santiago.
20%
de los habitantes de la capital cuenta con menos de dos servicios de buses. El 22,7% tiene más de 10 recorridos cercanos, además de metro.
40%
de los habitantes del Gran Valparaíso vive en zonas deficientes, con menos de dos recorridos de buses que pasan cada 10 minutos o más.
Tres
de cada diez personas del Gran Concepción tienen un déficit de oferta de transporte público. El mejor servicio disponible lo entrega el Biotrén.