El duro manejo del Transantiago
Los conductores tienen una de las mayores recargas laborales del país, lo que lleva a que estén dentro de un bus hasta 100 horas extra mensualmente. Los delitos también les quitan el sueño, lo que ha significado que el 12% extienda licencias médicas cada mes. Y en los próximos 10 años deberían sumarse tres mil personas a este oficio.
Además de llevar décadas en un trabajo considerado como uno de los más demoledores del mercado nacional, el conductor del Transantiago, Hermógenes Contreras (75), nuevamente comprobó esa condición cuando, en agosto pasado, se negó a parar el bus en un lugar no autorizado: “El pasajero me azotó la cara con una piedra. Estuve hospitalizado dos meses”. El hecho ocurrió en el servicio F09, hacia Puente Alto, una de las comunas donde son frecuentes los delitos contra los choferes, lo que hace cada vez menos atractivo realizar esa labor.
Y esa falta de personal interesado la plantea un estudio de la Secretaría de Planificación del Ministerio de Transportes de abril pasado, que fue elaborado por medio de encuestas y fue solicitado por la Ley de Transparencia (ver infografía). El informe da cuenta de que la brecha de conductores en el sistema en los próximos diez años será de unas tres mil personas (hoy faltan 1.200). La cantidad de recorridos y la ampliación de la red vial, dan cuenta que se requerirán 21 mil funcionarios. Actualmente, en el sector existe una tasa de retiro de 500 personas por año.
El análisis del gobierno muestra que un 19,4% de los choferes no está disponible cada mes, la mayoría por encontrarse con licencia médica (12%). La empresa Subus, que vive una dura crisis financiera, tiene el más amplio ausentismo por problemas de salud, el que asciende a 24%. “Los dolores lumbares y trastornos del sueño nos afectan severamente”, dice Boris Guerrero, dirigente de esa firma. El reporte dice que un conductor puede alcanzar un sueldo de un millón de pesos. Pero para eso, muchos requieren de una de las cargas laborales más duras en el país: el 29,3% de los contratados dijo que trabaja entre 51 y 100 horas extra. Además, dos de cada diez personas declararon hacer actividades adicionales, como conducir taxis.
¿Cómo se puede superar el déficit, si existen estas condiciones en este rubro? Rodrigo Quijada, coordinador de la Coalición por un Transporte Justo e ingeniero del área, dice que el informe consigna que existen “barreras” para que los extranjeros ingresen al sistema, como acreditar estudios para obtener una licencia de manejo. “Aprovechar el interés de los inmigrantes por un trabajo que paga bien debe tomarse muy seriamente”, señala. Añade que deben haber incentivos para que exista una carrera técnica que abarque la capacitación en diversos medios de transporte.
Aunque el estudio no abordó el impacto de la delincuencia en la calle, los choferes y las concesionarias sostienen que es una de las razones para el desinterés por esa profesión. José Flores (42), chofer de Alsacia, quien lleva un año y siete meses en la firma, ha sido atacado tres veces en enfrentamientos que van desde golpes de barristas hasta puñaladas en los brazos. “Nos agreden mucho, incluso porque el servicio se ha atrasado algunos minutos”, indica. Héctor Moya, gerente de la compañía Metbus, admite que es una profesión de riesgo: “En partidos de fútbol de alta convocatoria sufren robos y hasta secuestros. Desgraciadamente, los responsables de esto gozan de impunidad total”.
Los trabajadores cuentan que algunos compañeros dudan de su permanencia en la labor por estos hechos, lo que coincide con otro resultado de la investigación: la mayoría de los encuestados se ve cinco años en esa ocupación a lo sumo.
El dirigente Boris Guerrero plantea que para revertir este escenario, han solicitado a la autoridad que las bases de licitación del Transantiago contemple un capítulo laboral, donde haya mejoras en las condiciones de trabajo, seguridad y bienestar.