Caminos de bajo costo mejoran la vida de comunidades y descongestionan vías principales
Un total de 15 mil kilómetros de estas vías se asfaltarán hasta 2018 en todo el país: Su valor por km es hasta tres veces más bajo que el de una carretera de alto estándar, y consiste en pavimentar rutas que no requieren un rediseño de trazado. Sus beneficios van desde terminar con el aislamiento a repoblar sectores rurales.
“Dependiendo de la hora, el tiempo de viaje por Las Lomas (entre Puerto Varas y el aeropuerto El Tepual) se puede reducir a la mitad”, dice Guido Acuña, operador del servicio de transfer Andrés Tour, que está haciendo todos sus viajes a la ciudad lacustre por esta vía.
Se trata de una antigua ruta de ripio, de 13,5 km, a la que se le puso una capa de asfalto en el marco del “Programa de Caminos Básicos 15 mil Kilómetros” que proyectó el Ministerio de Obras Públicas entre 2014 y 2018.
La vía no solo disminuyó tiempo, sino también costos, porque al ser alternativa a la Ruta 5 Sur evita el pago de peaje, y eso le permitió a la empresa rebajar las tarifas. “De 18 mil a 20 mil pesos que costaba, la rebajamos a 10 mil. Ganamos todos, pero especialmente el turista”, asegura Acuña.
Son caminos que con parámetros tradicionales no califican para una inversión mayor por su baja rentabilidad social, explica el director nacional de Vialidad, Walter Brüning, pero que mejoran condiciones para la productividad o cumplen con elevar el estándar, partiendo por algo tan básico como eliminar el polvo o evitar el barro.
“Es una solución para caminos que no requieren rediseño de trazado. Es una capa de asfalto que se vierte sobre la misma carpeta del camino de ripio y cuyo costo puede ser hasta tres veces más bajo que lo que cuesta un km de camino con diseño”, explica el seremi del MOP en Los Lagos, Carlos Contreras.
Son entre $100 millones y $200 millones, agrega Brüning, “frente a los $350 millones a $400 millones que puede costar el kilómetro de pavimento, dependiendo del tipo de trazado”.
Las Lomas-El Tepual ayudó a descongestionar el cruce a Puerto Montt, y aunque aún tiene trabajos en ejecución, un tránsito creciente probablemente va a justificar en el futuro una inversión mayor, reconoce.
“Este era un puro barrial. En invierno se ponía como jabón y casi no se podía transitar”, cuenta un campesino mientras apila leña en el sector Crucero, de la comuna de Purranque. El asfalto, que ya casi llega a la costa, pasa afuera de su propiedad, cerca de Hueyusca. El alcalde de esa comuna, Héctor Barría, cuenta que “más del 40% de nuestra población es rural, y estos caminos conectan a sectores aislados, mejorando su calidad de vida para que tengan iguales condiciones que en la ciudad”.
Con la nueva vía -dice- “se han acortado tiempos de viaje, es una ruta más segura y algunas personas están volviendo a vivir al campo, independiente de que sus trabajos estén en la ciudad”.
Recuerda que el camino asfaltado “era una promesa permanente de cuanto candidato a un cargo pasaba por aquí”, lo que nunca se concretaba. Su origen data aproximadamente de la década del 1940, “cuando servían a la explotación maderera o a la producción de cereales que salían en tren por las estaciones de Purranque y Corte Alto, donde estaban las estaciones”.
En el extremo norte estas soluciones protegen del polvo que despiden las calaminas, dice el seremi del MOP en Arica, Jorge Cáceres. Y cita la Ruta A-15, un camino rural que conecta el sector alto del valle de Lluta recorriendo poblados agrícolas como Molino, Chapisca o Sora.
“Era de tierra, y con el tránsito de vehículos se levantaban nubes de tierra que afectaban tanto a los vecinos como a sus plantaciones. Pero además han resuelto el problema de pobladores que quedaban aislados por los efectos de las crecidas estivales del río Lluta”, cuenta, porque al asfalto sumaron un puente.
VELOCIDAD
Entre 50 y 70 km/h es el máximo que permiten estas rutas, que no cuentan con bermas.