Así fue la construcción de la Biblioteca Nacional
“El palacio de los libros”, de Alfredo Palacios, es una crónica visual sobre su edificación, con valiosas imágenes de distintos archivos. La biblioteca celebra sus 203 años.
El 19 de agosto de 1913 se celebraba el primer Centenario de la fundación de la Biblioteca Nacional, pero una sorpresiva lluvia impidió llevar a cabo la ceremonia. Las autoridades entonces debieron posponerla hasta el 24, día en que finalmente se puso la primera piedra del nuevo gran edificio que albergaría sus dependencias definitivas.
Eran los terrenos campestres en el vértice oriente de la ciudad fundacional, a los pies del cerro Santa Lucía, donde en 1610 se había construido el convento de Santa Clara, que entonces tenía unas 200 religiosas.
“A comienzos del siglo XX la ciudad ya estaba creciendo muy rápido. Se necesitaba densificar y urbanizar esa zona. Y la orden de las clarisas había disminuido. Era el lugar preciso para la construcción de la nueva Biblioteca Nacional, un polo para el desarrollo cultural del país”, cuenta el historiador Alfredo Palacios, autor de un libro que viene a reordenar la cronología de unos de los proyectos más ambiciosos de la arquitectura republicana.
En “El palacio de los libros”, terminología que la ciudadanía adoptó para referirse al edificio, se recorre todo el proceso que significó la compra de los terrenos pertenecientes a la orden, el concurso público para el diseño arquitectónico, y los cerca de quince años que tomó su construcción. “Lo interesante es que se logró hacer con arquitectos chilenos, ingenieros chilenos, trabajadores chilenos y materiales chilenos”, destaca Ángel Cabeza, director de la Dibam, que esta semana conmemoró los 203 años de la biblioteca con el lanzamiento del libro.
La publicación está presentada como una crónica visual y se sustenta en una serie de imágenes procedentes de archivos como el del Museo Histórico Nacional. Pero lo más llamativo es la secuencia de fotografías del Ministerio de Obras Públicas (MOP). “Nunca antes se había visto salvo en algunas investigaciones especializadas. Con un equipo de trabajo durante un año revisamos este archivo para ordenarlos cronológicamente. Aparecieron fotos muy reveladoras”, señala Palacios.
Una de ellas es la demolición de la iglesia del convento en 1914, que ocupaba lo que luego sería el ala principal de la biblioteca. Otras son los distintos retratos de trabajadores, obreros en acción, sobre los techos o en andamios, algunos incluso de traje y corbata. Y, finalmente, vistas del edificio en distintos estados de avance, en el contexto de una ciudad siempre vacía y sobre una Alameda adoquinada.
Los planos del edificio fueron diseñados por Gustavo García del Postigo, quien se impuso en el concurso a los proyectos de eminentes arquitectos como Emilio Jéquier, autor del Museo de Bellas Artes, o el francés Emilio Doyère, quien proyectó el Palacio de los Tribunales de Justicia. Fue el primer edificio construido en hormigón armado y también el último en estilo neoclásico.
“Se trata de una arquitectura muy ecléctica, que tiene esos elementos clásicos pero también otros del siglo XX”, dice Ángel Cabeza. “Si uno observa el ala de calle Moneda se puede dar cuenta de que no tiene tanto que ver con la fachada principal”, agrega Alfredo Palacios, quien observa un dato más en esta historia: “No existe una fotografía de corte de cinta, porque la Biblioteca Nacional nunca se inauguró”. Ante la necesidad cada vez más urgente de mover los depósitos desde el edificio de Compañía y Bandera donde funcionaba, y donde ya no se daba abasto con el volumen de las existencias, la nueva biblioteca se fue entregando sala por sala.
A principios de 1927, finalmente, ya estaba funcionando. “Quienes la diseñaron estaban pensando en un edificio que viviera para siempre. Y después de muchos terremotos, sobre todo el de 2010, la biblioteca se mantiene en pie”, cierra Ángel Cabeza.