Murales artísticos ganan espacio y desplazan rayados en Punta Arenas
Cubren grandes murallas o fachadas:
Como si fuesen verdaderas fotografías de postales regionales, algunas de estas obras se han transformado en íconos para turistas que muchas veces se retratan ante ellos.
El mural artístico más antiguo en la Costanera de Punta Arenas tiene 12 años y es todo un ícono para los visitantes, que en su mayoría buscan fotografiarse junto a las figuras allí pintadas.
Esa obra, plasmada en 2004, tuvo el mérito de dejar atrás la época en que las paredes de concreto eran objeto de rayados sin sentido, recuerda el arquitecto Fernando Padilla, autor del primer mural y que con los años sumó otros dos realizados en galpones y murallas de la Costanera con imágenes regionales.
Estas creaciones artísticas han enriquecido el paisaje urbano y han ganado espacio en muros públicos y privados que antes solo tenían rayados de grafiteros. Así lo cree el alcalde de Punta Arenas, Emilio Boccazzi, quien admite que los rayados han disminuido un poco, aunque no han desaparecido del todo. “A cambio de desagradables rayados que no tienen significado, han surgido cosas que son importantes, como el muralismo en la Costanera del Estrecho, a través de una expresión muy patagónica. Allí, en un horizonte de 300 a 400 metros, se ha ido armando un verdadero relato patagónico y costumbrista de lo que son Punta Arenas y Magallanes”, destaca el alcalde.
En los barrios también han surgido mosaicos, uno de ellos destacado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el programa “Quiero Mi Barrio”, realizado hace dos años por estudiantes de la Escuela Argentina, en la población Santos Mardones.
En una esquina se diseñó un paisaje de colores usando solo tapas plásticas de botellas de bebidas gaseosas y jugos.
La profesora Scarleth Castro recuerda que junto a los alumnos y apoderados juntaron durante varios meses cerca de 47 mil tapas plásticas, que fueron pegando a la muralla con cemento, para armar un mosaico que hoy destaca en el sector.
Al otro lado de la ciudad, en el populoso sector de la población Río de la Mano, destacan las murallas que flanquean las escalinatas con vivos colores rojo, amarillo y naranjo.
Padilla destaca el respeto que hay en la zona por estas obras: “Hay un código entre muralistas. Cuando un trabajo es un aporte a la ciudad y tiene un lenguaje universal, se sienten integrados. Creo que por eso nunca se han rayado”.